El
deseo de cumplir con ciertos patrones de belleza ha proÂpiciado la infiltración
de sustancias con fines modelantes consideradas un problema de salud
pública; las más usadas son: la silicona, la parafina, el petrolato
liquido, la vaselina, el aceite mineral o vegetal, los triturados vegetales,
los "constructenos", las grasas animales o vegetales, y los colágenos. Algunas
sustancias han sido más o menos aceptadas por los cirujanos: grasa
autógena, los colágenos tratados, la hidroxiapatíta, el
acrílico, el metilmetacrilato, el ácido hialurónico, la
poliglactina, el silicón sólido, el teflón, el colágeno autógeno cultivado, el
nylon, el ácido poliglicólico, etc.(1,2)
La
silicona líquida (polidimetilsiloxano) es un material inerte que tiene reacción
mínima del tejido, un alto grado de estabilidad térmica, una baja tensión
superficial, una falta de inmunogenicidad, y poco o ningún cambio en la
propiedad física durante el envejecimiento utilizado para la corrección de
pequeños defectos estéticos.(3,4)
Su administración en grandes cantidades, fundamentalmente para el aumento del
tamaño mamario, es ilegal en algunos casos, y se asocia a graves efectos
adversos.(4)
Desde la década de 1940,
el empleo de silicón líquido en Europa y Estados Unidos, y mezÂclas oleosas combinadas con silicón,
tenían la finalidad de mejorar la estética de las personas. Estas sustancias se
dejaron de utilizar en los años 60 y 70 por indicación de los Servicios de
Salud, como la FDA (Estados Unidos Food and Drug Administration), después de
descubrirse la gama de manifestaciones patológicas que podían producir.(5)