El
envejecimiento es un proceso complejo,
progresivo, intrínseco e irreversible, caracterizado por una serie de
modificaciones bioquímicas, morfológicas, funcionales y psicológicas, entre
otras, responsables de la limitación de la capacidad de adaptación del
organismo a su medio. Su manifestación es diferente en cada individuo, e
incluso varía de un órgano a otro en una misma persona y su velocidad de
aparición, está determinada por factores genéticos y biológicos, no
modificables hasta el momento, y por factores modificables como el ambiente, psicológicos,
sociales, hábitos de vida, entre otros, que a su vez condicionan la capacidad
de alimentarse y el estado nutricional de los seres humanos.
El grupo de adultos mayores es bastante
heterogéneo, ya que incluye a personas muy activas y a otras con discapacidades
o con severas dependencias. Otras de sus características son el declive de la
capacidad fisiológica, un creciente aumento en la incidencia de la enfermedad y
la especificidad de género, ya que a medida que aumenta la edad de una
población, el número de mujeres tiende a aumentar y el de hombres tiende a
disminuir, situación que indica que en términos generales, la mujer es más
longeva que el hombre.(1, 2)
El fenómeno más exitoso del
envejecimiento de la población es el aumento de la esperanza de vida, situación
que se está evidenciando cada vez con más fuerza en los países desarrollados y en
desarrollo(2). En efecto, la esperanza de vida al nacer que para
1950 – 1955 rondaba los 66 años para el caso de los países desarrollados y los
42 años para el caso de los países de menor desarrollo relativo, se estima que
alcance durante el período 2010 - 2015 los 78 y 67 años respectivamente.
Asimismo, el porcentaje de personas mayores a nivel mundial, que en la
actualidad es de 11%, se estima que ronde el 20% para el año 2050 (3).
El
caso de Venezuela no escapa de la realidad mundial, ya que si bien este país siempre
se ha caracterizado por ser un país de jóvenes, debido a que la mayor parte de
su población se sitúa entre los 15 y los 59 años de edad, su población de
adultos mayores ha aumentado considerablemente desde 1950 hasta la fecha. En
consecuencia, las personas con 60 y más años de edad que para 1950
representaban el 4,49% de la población venezolana, para 2012 representaron el
9,34%, lo cual refleja un aumento de la presencia de este grupo etario en un
108,02% (4,5).
El incremento de la población de sesenta
y más años de edad llama a la reflexión motivado a que implica un cambio en sus
demandas socioeconómicas y naturalmente, en la dinámica de atención a la salud,
ya que este grupo poblacional tiende a experimentar problemas y enfermedades
crónicas que frecuentemente generan discapacidades y que requieren de servicios
más complejos y de una atención multidisciplinaria. Es por ello que conviene
enfatizar en la necesidad de desarrollar
servicios específicos para el adulto mayor, manteniéndolos en el seno familiar
para mayor beneficio de los mismos, de su familia y de la comunidad.(6)
Si bien llegar a viejo es una
consecuencia positiva del envejecimiento e implica haber mantenido buenas
condiciones de salud y estándares de vida adecuados en años anteriores, uno de
los bastiones fundamentales para el mantenimiento de una calidad de vida óptima
en la vejez, además de la práctica regular de actividades físicas y mentales
dentro de lo posible, es una adecuada nutrición, adaptada a las específicas de
cada adulto mayor.
Durante el proceso de envejecimiento,
la composición del organismo cambia, motivado a que la densidad ósea y la masa
muscular magra disminuyen, mientras que se produce un aumento de la masa grasa
en el organismo. La disminución de la masa muscular, a su vez, produce una
disminución del índice metabólico basal, condición que explica que el adulto
mayor necesite menos calorías para mantener el funcionamiento de su organismo, en
efecto, los requerimientos calóricos diarios tienden a disminuir llegando hasta
las 1600-2000 calorías por día. No obstante, existen adultos mayores que
mantienen una buena actividad física hasta edades avanzadas, por lo que no
requieren disminuir su consumo calórico. Por otro lado, en el tejido colágeno,
el incremento del número de uniones cruzadas, reduce la elasticidad de los
tejidos, condición que afecta el funcionamiento de los sistemas
músculo–esquelético, cardiovascular, pulmonar y renal. El gasto cardíaco
disminuye y la resistencia periférica aumenta, lo que provoca una disminución
de la perfusión de nutrientes y de oxígeno hacia los tejidos. Asimismo, la
capacidad pulmonar disminuye y la dentadura tiende a deteriorarse y en muchos
casos está ausente(7, 8, 9). En la Tabla No. 1, se resumen algunos
cambios fisiológicos normales relacionados con la nutrición del adulto mayor.
Además de los cambios fisiológicos
arriba citados, el estado nutricional del adulto mayor está influenciado en
gran medida por una serie de factores externos que determinan la cantidad y la
calidad de su alimentación, entre los que destacan el nivel de ingreso, la
oferta de bienes y servicios, el nivel educativo y cultural, factores
psicológicos, etc. Por esta razón, es lógico llegar a la conclusión de que el
estado nutricional de un grupo poblacional no solo nos da una idea aproximada de
sus condiciones de vida y del grado de desarrollo del país en el que habitan,
sino que también trasciende este concepto al darnos indicios de su capacidad de
resiliencia.
Por otro lado, en la República
Bolivariana de Venezuela se han venido gestando desde finales de 2011, una
serie de reformas orientadas a aumentar la calidad de vida de sus adultos
mayores. Éstas, fueron consolidadas a través de la promulgación en Gaceta
Oficial del Decreto Ley Gran Misión en Amor Mayor (10), fechado 13
de diciembre de 2011 y mediante el cual se equiparó el monto de las
asignaciones mensuales por vejez al salario mínimo nacional y se les otorgó
pensión de vejez a todos los adultos
mayores venezolanos o extranjeros residentes en el país por más de diez años, siempre
y cuando habiten en hogares cuyos ingresos sean inferiores al salario mínimo nacional
mensual, independientemente de que hayan cotizado o no a la seguridad social.
Si bien estas reformas constituyen un gran avance a nivel formal, factores como
los elevadísimos niveles inflacionarios presentes en los últimos años en la
economía venezolana, plantean la necesidad de evaluar si las mismas están
produciendo los efectos deseados en este grupo etario. Por ello, y en vista de
la importancia atribuida al factor nutricional como medida aproximada del grado
de desarrollo económico y social de una nación, cabe preguntarse ¿Cuál es el
estado nutricional actual de los adultos mayores venezolanos, no
institucionalizados y de bajos recursos?