Abril-Junio 2016 66
ISSN 1317-987X
 
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Artículos
 



Farmacología
Anticonvulsivantes: una aproximación a la farmacología clínica de estos medicamentos

Características farmácológicas

Descrito así de manera resumida el mecanismo de acción de los distintos anticonvulsivantes, pasemos a detallar algunos de los anticonvulsivantes más conocidos y más utilizados en nuestro medio. Esta no será una revisión exhaustiva de cada uno, pero sí resaltará las características más importantes para el estudiante.

1. Fenobarbital. Es un oxibarbitúrico en el cual, a diferencia de los barbitúricos en general, la acción antiepiléptica aparece a dosis inferiores a las que producen sedación e hipnosis. Actúa activando el receptor post-sináptico de GABA. Su absorción oral es lenta pero completa. Por vía intravenosa alcanza concentraciones máximas en plasma a los 15-30 minutos después de su administración, lo que limita su utilidad en el estatus epiléptico. Se elimina fundamentalmente por vía hepática. Entre un 10 y un 30% se elimina sin metabolizar por el riñón (posibilidad de facilitar su eliminación alcalinizando la orina). Su vida media aproximada es de 90 horas. Es un inductor enzimático prototipo, lo cual se debe tener en cuenta al administrarlo con otros medicamentos, anticonvulsivantes o no. Como efectos adversos importantes hay que recordar la sedación y la somnolencia, especialmente al inicio del tratamiento. En niños y ancianos puede haber excitabilidad paradójica. Está contraindicado en porfiria. Puede producir exantemas diversos; hepatomegalia, depleción de ácido fólico, vitamina D y protrombina, osteomalacia y hemorragias en recién nacidos de madres tratadas. Es un fármaco que se utiliza en las convulsiones del recién nacido, en las crisis generalizadas tónico-clónicas y en las convulsiones focales. Efecto limitado en el estatus epiléptico por lo tardío de su inicio y la posibilidad de depresión respiratoria. Está contraindicado en las ausencias ya que puede empeorarlas. No se debe indicar en el tratamiento profiláctico de convulsiones febriles. Rango terapéutico de concentraciones séricas: 15-40 mcg/ mL.

2. Fenitoína. Es un fármaco no sedante, de acción sobre el canal del sodio, prolongando el período de inactivación del canal. Su absorción oral es buena, no así cuando se administra por vía intramuscular (absorción irregular). Debido a los excipientes que se utilizan en su fabricación, la administración por vía intravenosa tiene importantes limitaciones: solo deben utilizarse soluciones frescas y preparadas en solución salina (NaCl 0,9% o solución fisiológica), nunca en solución glucosada porque precipita; la concentración de fenitoína en la solución no debe ser mayor de 5 mg/ mL; la velocidad de infusión debe ser menor a 50 mg/ minuto. La administración rápida puede producir arritmias cardíacas importantes y alteraciones de la presión arterial. La fenitoína se une en una elevada proporción (90%) a las proteínas plasmáticas. En estados de hipoalbuminemia aumenta su fracción libre. A concentraciones terapéuticas en plasma su eliminación sigue una cinética lineal, de primer orden, pero fácilmente se saturan los mecanismos y su eliminación pasa a tener una cinética de orden cero, lo cual puede producir incrementos muy marcados en la concentración plasmática, sin relación con el incremento en la dosis. Es un inductor metabólico muy importante, igual que el fenobarbital. Administrada en combinación con fenobarbital su metabolismo puede aumentar o puede disminuir, no hay una tendencia determinada, por lo que es importante controlar los niveles séricos. Efectos adversos: hirsutismo, hiperplasia gingival, hipoprotrombinemia en los recién nacidos de madres tratadas. Linfadenopatías importantes. Puede provocar efectos tóxicos marcados en el área cardiovascular (hipotensión, arritmias, bloqueo de rama). A concentraciones tóxicas aparece nistagmus, temblor, diplopia. Disminuye las concentraciones de vitamina D, puede producir osteoporosis y osteomalacia. Anemia megaloblástica. Neuropatía periférica. Exantemas, en algunos casos severos. Uso clínico: convulsiones focales, crisis tónico-clónicas generalizadas. Teniendo en cuenta las limitaciones de su uso intravenoso, puede utilizarse en estatus epiléptico (dosis de carga) como mantenimiento luego de la dosis intravenosa de diazepam. Rango terapéutico (con niveles normales de albúmina sérica): 10-20 mcg/mL. Cuando se requiere hacer incrementos en la dosis, se debe recordar que estos incrementos deben ser pequeños (25-50 mg por vez en un adulto) debido a su cinética saturable.

Figura 3: Algunos efectos adversos luego del uso de fenitoína: hiperplasia gingival, adenomegalias, hipertricosis

3. Fosfenitoína. La fosfenitoína, éster fosfato disódico de la 3-hidroximetil-5,5-difenilhidantoína, se ha desarrollado para sustituir a la fenitoína inyectable. Se autorizó en Estados Unidos en 1996. Su transformación en fenitoína se realiza mediante la acción de las enzimas fosfatasas presentes en diferentes tejidos del organismo. La transformación a fenitoína se produce 8 a 15 minutos después de su administración intravenosa; si se utiliza la vía intramuscular, las concentraciones no son terapéuticas hasta pasados 30 minutos. Como ventajas frente a la fenitoína tenemos que puede administrarse por vía intramuscular; por vía intravenosa, puede diluirse en solución salina o glucosada. Tiene mejor tolerabilidad que la fenitoína y puede administrarse en el estatus epiléptico sin las limitaciones en cuanto a la concentración requerida en la solución y la velocidad de administración (100 a 150 mg/ min en estatus epiléptico). Su solubilidad acuosa es mayor que la de la fenitoína y tiene menos riesgos de producir alteraciones cardiovasculares. (10)

4. Carbamazepina (CBZ). Fue sintetizada en conexión con el antidepresivo tricíclico imipramina. Los estudios clínicos iniciales como fármaco anticonvulsivo datan de finales de la década de 1950. Su acción principal es a nivel de los canales de sodio, reduciendo los potenciales de acción de alta frecuencia; también actúa en la transmisión sináptica y en receptores para neurotransmisores, incluyendo purinas, monoaminas, acetilcolina y N-metil-D-aspartato (NMDA). Solo se administra por vía oral. Su absorción oral es buena. Se une a proteínas en un 80%. Se elimina por metabolismo hepático. Es inductora metabólica e induce su propio metabolismo (autoinducción). Produce un metabolito epóxido, responsable en parte de su neurotoxicidad. Efectos adversos: son frecuentes sobre todo si se inicia rápidamente el tratamiento, por lo que se recomienda una administración paulatina, incrementando la dosis en el transcurso de varias semanas: diplopia, visión borrosa, ataxia, mareos. Se han descrito efectos hematológicos frecuentes (leucopenia) y raramente otros más severos (neutropenia); se han presentado trastornos de la conducción cardiaca, agravamiento de hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca. Puede producir reacciones graves de exantemas. (2-4) En el año 2007, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos alertó sobre reacciones cutáneas severas y peligrosas, inclusive fatales (síndrome de Stevens-Johnson y necrolisis epidérmica tóxica) (SJS, TEN, por sus siglas en inglés) como consecuencia del uso de CBZ en pacientes con un alelo determinado del antígeno leucocitario humano (HLA), particularmente el HLA-B*1502. Este alelo se presenta casi exclusivamente en pacientes con ancestros de origen asiático. Se recomienda en estos pacientes realizar una prueba genética para el alelo mencionado antes de iniciar el tratamiento con CBZ (4). En un trabajo publicado en NEJM, (11) un grupo de investigadores de Taiwán concluyó que la pesquisa de pacientes por el alelo HLA-B*1502 antes del inicio del tratamiento con carbamazepina y la exclusión de los pacientes que resulten positivos reduciría la incidencia de SJS-TEN inducidos por carbamazepina en pacientes asiáticos.

La carbamazepina está indicada en las crisis focales, especialmente las complejas; también es útil en las crisis tónico-clónicas generalizadas. Puede empeorar las ausencias. Se ha utilizado en la neuralgia del trigémino y en el tratamiento del trastorno bipolar. Rango terapéutico: 5-12 mcg/ mL.

5. Oxcarbazepina. Es un derivado de la carbamazepina. Se absorbe completamente y su vida media es de 8-13 horas. Tiene poca unión a proteínas. Presenta menos interacciones farmacológicas que la carbamazepina y no presenta el fenómeno de autoinducción. Puede asociarse frecuentemente con hiponatremia (la cual puede empeorar las crisis) y con aumento de peso. Síntomas frecuentes son mareos, cansancio, somnolencia, diplopia, cefalea, síntomas gastrointestinales. (10)

6. Ácido valproico. El ácido valproico se descubrió cuando era investigado como vehículo de otros fármacos indicados como anticonvulsivos. Se introdujo al mercado en Francia en 1969 pero no obtuvo licencia en EEUU hasta 1978. El ácido valproico está completamente ionizado al pH corporal y por ese motivo se puede asumir que la forma activa del ácido es el valproato, independientemente que se administre como ácido o como una de sus sales. Es un ácido graso carboxílico con propiedades anticonvulsivantes muy interesantes. Actúa inhibiendo las enzimas encargadas de la degradación del GABA, la GABA-transaminasa y la semialdehído-succínico-deshidrogenasa; por otra parte reduce las descargas repetitivas de alta frecuencia por su acción sobre los canales de Na+ y además es capaz de reducir las corrientes de calcio en las neuronas aferentes primarias. Esta múltiple capacidad de acción del fármaco explica su posibilidad de ser un “anticonvulsivante de amplio espectro”, útil en convulsiones tónico-clónicas generalizadas, focales, epilepsias “reflejas” y también en crisis de ausencia típica y atípica. La absorción oral es rápida y completa; la vía rectal proporciona niveles comparables a la vía oral y se ha utilizado por vía de sonda nasogástrica en casos de pacientes en estatus epiléptico, en los cuales haya dificultad para cateterizar la vía venosa o en pacientes bipolares en crisis maníacas. Su eliminación es por metabolismo hepático y es un inhibidor metabólico, al contrario de los otros fármacos que hemos estudiado, que son inductores metabólicos. Su vida media es de 8-15 horas. La incidencia de efectos adversos es baja, apreciándose la posibilidad de alteraciones transitorias en las enzimas hepáticas y trombocitopenia. Sí es muy preocupante la posibilidad de efectos teratogénicos importantes, con defectos del tubo neural, lo que limita su uso en mujeres con potencial reproductor. Efectos que no serían aceptables cosméticamente por pacientes femeninas son el aumento de peso y el adelgazamiento capilar, llegando a alopecia. También se ha relacionado con el desarrollo de ovario poliquístico y resistencia a la insulina. En un grupo de niños en riesgo (niños menores de 2 años, con convulsiones refractarias y recibiendo múltiples tratamientos) la frecuencia de hepatopatía tóxica mortal con valproato es mucho mayor que en los pacientes que no tienen estas características. Por ser un inhibidor metabólico puede modificar las concentraciones plasmáticas de diversos fármacos, entre ellos fenitoína, carbamazepina, fenobarbital. En el caso de la administración conjunta con lamotrigina se hace imperativo iniciar esta última a dosis bajas e ir incrementando muy lentamente su dosis, a fin de evitar la posibilidad de exantemas severos o hasta mortales. Usos: En todos los tipos de epilepsia, inclusive la llamada epilepsia refleja y en el estatus epiléptico. Restricciones: mujeres en edad reproductiva, niños de riesgo (menores de 2 años, convulsiones refractarias, poli-terapia). (2-4)

7. Etosuximida. Es un fármaco bastante antiguo, pero que sigue teniendo vigencia en el tratamiento de la ausencia de tipo clásico. Actúa a nivel de los canales de Ca++, con lo que eleva el umbral de despolarización de las neuronas talámicas, impidiendo la difusión tálamo-cortical de las descargas anormales. Su absorción oral es buena y se metaboliza por vía hepática. Vida media: 30-60 horas. Efectos adversos gastrointestinales, mareos, sedación. (2-5)

8. Benzodiacepinas. Las benzodiacepinas que vamos a mencionar con utilidad anticonvulsivante en nuestro medio son el diazepam y el clonazepam. Actúan sobre receptores específicos en el complejo receptor GABA y son relajantes musculares. La absorción oral es buena. Por vía rectal diazepam consigue niveles muy rápidamente, lo que es muy útil en niños con convulsiones febriles, al administrarlo en las primeras horas de un proceso febril, evitando así la administración prolongada de un fármaco, cuando existe una ventana temporal en la cual su utilidad sería la máxima. Por vía intravenosa es útil (administración lenta) para yugular un estatus epiléptico. Sin embargo por su corta acción es conveniente administrar simultáneamente por otra vía venosa otro fármaco que pueda tener una duración más prolongada (por ejemplo, fenitoína intravenosa, con las precauciones ya mencionadas para su administración por esta vía, o la fosfenitoína). El clonazepam se ha indicado en las crisis mioclónicas (y ataques de pánico, que pueden confundirse con crisis epilépticas), pero tiene la desventaja de inducir rápidamente tolerancia y la posibilidad de dependencia y abstinencia. (2-5)

9. Gabapentina. A pesar de haber sido diseñada como análogo del GABA, la droga no se liga a los receptores GABAA o GABAB, no actúa sobre la recaptación del neurotransmisor ni eleva las concentraciones del mismo en la sinapsis. Su biodisponibilidad es de un 60%, sin verse afectada por la ingesta de alimentos. No se une a proteínas ni tiene interacciones metabólicas relevantes. Su vida media es corta (5-7 horas) y su eliminación es renal. Como efectos adversos produce sedación y aumento de peso. Se usa como medicamento adjunto en tratamientos para crisis focales. (2-5)

10. Lamotrigina. La lamotrigina tiene capacidad antifólica al bloquear la enzima dihidrofólico-reductasa. Inhibe los canales de Na+ y disminuye la liberación del aminoácido excitatorio glutamato. La absorción y distribución es rápida y completa. Poca unión a proteínas. Su vida media en monoterapia oscila entre 12 y 50 horas (30 horas en promedio); utilizada con inductores metabólicos su vida media se reduce a 7-20 horas (promedio 15); utilizada con ácido valproico su vida media se prolonga a más de 50 horas. Efectos adversos: ataxia, diplopia, visión borrosa, nauseas, vómitos. Se han descrito casos muy severos de exantema, relacionados con la dosis. Debido a que el ácido valproico es inhibidor metabólico, cuando ambos fármacos se utilizan conjuntamente la incorporación de lamotrigina se debe hacer de manera muy paulatina. Se recomienda incorporar la lamotrigina en incrementos pequeños de menos de 25 mg cada dos días hasta llegar a la dosis indicada (100 – 300 mg) en más de 4 semanas. Se utiliza en crisis focales y generalizadas, incluyendo crisis de ausencia. (2-5, 10)

11. Topiramato. Bloquea los canales de Na+. Aumenta la actividad GABAérgica, inhibe la anhidrasa carbónica y antagoniza los receptores Kainato/ AMPA. Presenta un pico plasmático a las 2 horas de su administración. Su vida media de eliminación es de 21 horas. Pueden presentarse mareos, fatiga, ansiedad, problemas de concentración, dificultad para encontrar las palabras adecuadas en el lenguaje oral, confusión, pérdida de peso, parestesias y cálculos renales. Se ha descrito la posibilidad de “golpe de calor” por favorecimiento de deshidratación. (12, 13)

12. Vigabatrina. Inhibidor irreversible de la GABA-transaminasa. Vida media 7 horas. No se une a proteínas. Efectos adversos: somnolencia, fatiga, ganancia de peso. Se ha relacionado con defectos persistentes del campo visual. Se indica como terapia adjunta en adultos con convulsiones focales complejas refractarias, en los cuales los beneficios potenciales sobrepasen el riesgo de pérdida de la visión. Es un producto que no está disponible en farmacias. (2-5, 10)

13. Felbamato. El felbamato es un anticonvulsivante de uso restringido por su toxicidad. Llegó a ser considerado un anticonvulsivo de amplio espectro, pero su utilización se ha limitado al tratamiento del Síndrome de Lennox-Gastaut. Reduce la corriente de sodio, aumenta el efecto del GABA y bloquea receptores NMDA. Efectos adversos: cefalea, nauseas, mareo, somnolencia, diplopia; las más graves incluyen hepatotoxicidad severa y anemia aplásica. (2-5, 10)

14. Levetiracetam. Relacionado químicamente con el piracetam, pero de acción completamente diferente. Su mecanismo de acción no está bien comprendido, pero se sabe que se une a la proteína sináptica SV2A, relacionada con la liberación exocítica de los neurotransmisores (NT). Desde su aprobación para su uso clínico en 2002, ha llegado a ser un fármaco anticonvulsivante de amplio uso, efectivo en convulsiones focales y generalizadas como medicamento solo o en combinación. Se ha utilizado también en estatus epiléptico. (14-16) Su biodisponibilidad oral es cercana al 100% y su cinética es lineal. La dosis solo precisa ser ajustada en pacientes con insuficiencia renal. Es un fármaco que no tiene interacciones medicamentosas conocidas. Es bien tolerado en un amplio rango de pacientes. Los efectos secundarios frecuentes están relacionados con el SNC: somnolencia, astenia, mareos.

Luego de revisar las características fundamentales de los fármacos anticonvulsivantes, en la siguiente tabla podemos resumir algunos datos farmacocinéticos fundamentales para los fármacos de más uso en nuestro medio.



Anticonvulsivantes: una aproximación a la farmacología clínica de estos medicamentos
Introducción
Acción de los anticonvulsivantes
Mecanismos de acción
Características farmácológicas
Consideraciones especiales en el tratamiento de la epilepsia
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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