Monografías docentes
Glucagón y la hipótesis bihormonal de la diabetes
Modulación de la acción del glucagón en el tratamiento de la diabetes mellitus
Si el aumento de la secreción de glucagón es responsable de las alteraciones metabólicas de la
diabetes mellitus, la modulación de dicha secreción y/o de sus efectos pudiera resultar
beneficiosa en el tratamiento de la enfermedad. En ensayos pre-clínicos usando modelos de diabetes se han ensayado varios tipos de
antagonista del receptor del glucagón, GcGR, entre los cuales mencionaremos: anticuerpos poli
y monoclonales, oligonucleótidos antisentido que inhiben la expresión del receptor, antagonistas
de bajo peso molecular y el L-ARN (ARN formado por l-ribosa) aptamero que neutraliza el
glucagón. Todos ellos mostraron reducir los niveles de glucosa sanguínea, mejorar la tolerancia
a la glucosa en modelos de diabetes y reducir la expresión de las enzimas neoglucogénicas a
nivel hepático47. El éxito de los resultados anteriores indujo a realizar estudios clínicos,
obteniéndose resultados similares, disminución de los niveles de glicemia en ayuno y
postprandiales y mejoría en los valores de HbA1c. Sin embargo, el uso de ese tipo de
compuestos que bloquean GcGR produce varios efectos colaterales indeseables tales como:
incremento de las transaminasas hepáticas, incremento del colesterol asociado a las
lipoproteínas de baja densidad (LDL colesterol) y aumento de los lípidos hepáticos47
. Como se
mencionó antes, el bloqueo de la función de GcGR condiciona hiperglucagonemia e hiperplasia
de las células α la cual pudiera malignizarse. La insulina es un poderoso inhibidor de la secreción de glucagón (ver arriba) y en un sujeto
normal la proximidad de las células α y β en los islotes pancreáticos condiciona que la insulina
ejerza un efecto paracrino muy importante, además en los islotes las concentraciones de insulina
son unas 100 veces superior a las alcanzadas en la circulación general por lo cual ésta última
suprime la secreción de glucagón. En pacientes con DMT1 la mono terapia con insulina no
permite alcanzar niveles adecuados de ésta hormona, para inhibir la secreción de glucagón,
aunque si para satisfacer los requerimientos de los tejidos diferentes de los islotes pancreáticos,
con lo cual se presenta hiperglucagonemia con la consecuente alteración metabólica45
. Las
observaciones anteriores han inducido a buscar otros compuestos capaces de inhibir la
secreción de glucagón. La amilina es otro compuesto secretado normalmente por las células β pancreáticas junto con la
insulina y se ha demostrado que inhibe la secreción de glucagón48, reduce las fluctuaciones de
la glicemia, disminuye los niveles de triacilgliceridos y baja la dosis de insulina requerida en
DMT1. Se ha demostrado que la leptina es un poderoso inhibidor de la secreción de glucagón y
que su administración a DMT1 reduce la volatilidad de la glicemia característica de esa
enfermedad, normaliza los niveles de HbA1c y el patrón lipídico, suprime la hiperglucagonemia y
reduce considerablemente los requerimientos de insulina23; 49. Aun cuando en las células α no existe el receptor para GLP1, éste por su actividad secretagoga
de insulina inhibe la secreción de glucagón indirectamente (ver arriba). El GLP1 tiene una vida
media muy corta por ser rápidamente hidrolizado por la enzima dipeptidil peptidasa IV (DPP-IV
por sus siglas en inglés); en la actualidad se usan en el tratamiento de la DMT2 inhibidores de
dicha enzima (Ej: sitagliptina y vildagliptina) los cuales incrementan la vida media de GLP1
prolongando sus efectos biológicos. Así mismo los agonistas de GLP1 (Ej: exenatide y
liraglutide) han sido usados en el tratamiento de DMT2 por estimular la secreción de insulina50
y
en consecuencia inhibir la producción de glucagón. Probablemente pudiera ser interesante usar
este tipo de drogas en el tratamiento de la DMT1, con secreción remanente de insulina, por su
posible efecto inhibidor de la secreción de glucagón51.
|