Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Microbiología
Factores asociados con la respuesta inmunológica en el Lupus cutáneo

El Lupus Eritematoso Cutáneo como entidad clínica particular

El lupus eritematoso (LE) es una enfermedad inflamatoria crónica de base autoinmune cuyo principal hallazgo son autoanticuerpos y alteraciones de la inmunidad celular, que en conjunto afectan componentes tisulares normales sin especificidad de órgano. Asimismo, se caracteriza por el desarrollo de una gran variedad de manifestaciones recidivantes, localizadas y sistémicas (8), siendo la piel uno de los órganos afectados con mayor frecuencia (70-85%).

De acuerdo al tipo de tejido involucrado, los pacientes con lupus se incluyen dentro de dos grandes formas clínicas: la primera de ellas, el Lupus Eritematoso Cutáneo, ocasiona lesiones a nivel de la piel; y la segunda el Lupus Eritematoso Sistémico, que afecta a diversos órganos, y puede presentarse en muchos de los casos como consecuencia de una complicación de la variante cutánea.

El Lupus Eritematoso Cutáneo representa dentro de esta clasificación el polo benigno de la enfermedad, donde el compromiso es exclusivamente cutáneo y/o de mucosas, además de fotosensibilidad, respetando generalmente otros órganos y vísceras (algunos casos pueden presentar manifestaciones sistémicas difusas). Podemos considerar una forma clínica de LEC localizado, cuando compromete solo cabeza y cuello y un LEC generalizado o diseminado en el caso de que las lesiones sean por debajo del cuello (9).

Las lesiones cutáneas evidenciadas en la enfermedad lúpica han sido divididas en dos grandes grupos, según si sus hallazgos clínico-patológicos e inmunopatológicos son o no propios de dicha enfermedad (8), estos son:

Lesiones Específicas: Son aquellas que poseen histología propia del LE, a saber:
Epidermis atrófica con hiperqueratosis, tapones córneos, degeneración vacuolar de la capa basal e infiltrado mononuclear dérmico perivascular y perianexial con presencia de melanófagos. Sobre la base de las lesiones específicas se hizo la diferenciación de una entidad que presenta además pronóstico y datos analíticos similares al LE: El Lupus Eritematoso Cutáneo (LEC) (10).

Lesiones Inespecíficas: Son aquellas que además de presentarse en la enfermedad lúpica se pueden presentar en otras patologías. Generalmente están presentes en pacientes que han desarrollado la forma sistémica de la enfermedad, las más frecuentes son las de tipo vascular, presentándose en un rango de un 20 a 70% de los pacientes, con un amplio espectro morfológico que varía desde lesiones simples tipo urticarias a púrpuras palpables o a extensas áreas de necrosis con ulceraciones subyacentes. (5) Por ejemplo: vasculopatías, fenómeno de Raynaud, lívedo reticularis, eritromegalia, lesiones ampollares, alopecia no cicatricial, ulceras orales, mucinosis cutánea, entre otras.


Etiología

La amplia variedad de manifestaciones clínicas observadas a nivel cutáneo pudieran explicar la naturaleza multifactorial de la enfermedad, admitiéndose la hipótesis de que tanto el LES como el LEC son trastornos de los mecanismos de inmunoregulación, con una fuerte base genética, influencia hormonal y una serie de factores exógenos entre los que se incluyen infecciosos y ambientales. Todos estos se explican a continuación:

Trastornos de los mecanismos de inmunoregulación

Esta respuesta autoinmune desordenada conllevará a una activación de linfocitos B de forma policlonal, evidenciándose por la hipergammaglobulinemia y por la abundante presencia de anticuerpos (Ac). Entre estos, los anticuerpos linfocitotóxicos cumplen un rol en la activación de la inmunidad celular con especificidad para los antígenos (Ag) de superficie de las células T. Estos anticuerpos pueden ser liberados de la superficie de los linfocitos bajo la forma de inmunocomplejos, depositándose en la unión dermo-epidérmica cutánea, en el riñón o en cualquier otro tejido, produciendo activación del complemento y consumo del mismo; por lo tanto hipocomplementemia y la subsiguiente inflamación con destrucción tisular. En ocasiones, no es fácil determinar si la disminución de fracciones del complemento C2 ó C4 es debida a una ausencia o un déficit genético, o esta se debe a su consumo por la actividad sistémica de la enfermedad.

Por añadidura, parece existir una disminución de la función T supresora y una excesiva actividad de las células T colaboradoras que dejaran a las células B fuera de control, produciendo mayor cantidad de autoanticuerpos.

En resumen, existen en los pacientes con LE una marcada alteración tanto de la inmunidad celular como de la humoral.

Base Genética
En humanos se señala que existen genes relacionados con el loci de los antígenos de histocompatibilidad HLA-DR y HLA-DQ clase II.

Gemelos dizigotos poseen una tasa de concordancia similar la de otros miembros de la familia para presentar LE, pero es unas seis a ocho veces mayor que en personas no familiares. Sin embargo, en gemelos monozigóticos, la tasa de concordancia es del 30 al 50%. A pesar de que estos datos sugieren una fuerte influencia genética, el factor ambiental no se debe dejar a un lado.

Estudios recientes han encontrado una fuerte asociación entre una variedad de LE muy fotosensible, el Lupus Eritematoso Cutáneo Subagudo (LECS), un anticuerpo relacionado con este y los HLA-B8, DR3, DRW52. El déficit congénito de C2, C3 ó C4 ha sido asociado tanto con LECS como LES y LEC.

Influencia hormonal
La elevada incidencia de LES en el sexo femenino sugiere que las hormonas sexuales jueguen un papel etiopatogénico preponderante, modulando la expresión de autoinmunidad. Esto ha sido comprobado en modelos murinos, en los cuales la administración de andrógenos exógenos, tienden a suprimir la enfermedad, mientras que los estrógenos la exacerban. En humanos de ambos sexos con LES, han sido demostradas alteraciones del metabolismo estrogénico, las cuales presentan una marcada hidroxilación del estradiol con una acentuada actividad estrogénica periférica. Posiblemente, los estrógenos se unen a los linfocitos T supresores, inhibiendo su función permitiendo una mayor producción de anticuerpos por las células B.

Algunos pacientes con LES, tanto hombres como mujeres, poseen niveles anormales de prolactina, una hormona que tiene diversos efectos en la respuesta inmune. Todos estos fenómenos descritos se cumplen igualmente para el LEC.

Factores exógenos
Las enfermedades autoinmunes se desarrollan en un huésped genéticamente susceptible que ha sido expuesto a un agente desencadenante o detonante, probablemente ambiental. La susceptibilidad genética puede residir en la presencia de ciertos genes y/o códigos genéticos para una variedad de enzimas. Este grupo de genes poseerían la habilidad de determinar la duración de la exposición necesaria del huésped a un agente ambiental particular, que sería significativa en determinar cuales individuos desarrollarán una determinada enfermedad clínica.

La observación por microscopía electrónica (ME) de estructuras túbuloreticuales intracitoplasmáticas, parecidas a la de los paramixovirus en células epiteliales y linfocitos de pacientes con LES y LEC, llevó a una hipótesis, en boga desde hace muchos años, apoyando la etiología viral. Estas estructuras han sido reportadas en otras patologías como dermatomiositis, LE neonatal y en el Síndrome de Sjögren. Posiblemente estas estructuras parecidas a nucleocápsides virales representen alteraciones en el retículo endoplasmático y sea el resultado de un daño celular inespecífico. Incluso es posible reproducirlas in vitro por estimulación excesiva con interferón alfa o beta Sin embargo, es frecuente en los pacientes con LE la presencia de títulos séricos elevados de anticuerpos contra múltiples virus (predominio IgG) sin necesariamente significar respuesta a infección viral como causalidad (epifenómeno).

La presencia de secuencias retrovirales en el genoma humano y en otras especies a llevado a involucrar a los retrovirus como agentes causales de las enfermedades autoinmunes. Anticuerpos antiretrovirales tipo C de la envoltura glicoproteica han sido detectados de los complejos inmunes de ratones con nefritis lúpica. Un alto porcentaje de pacientes con LES, no infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV-1), contienen anticuerpos circulantes contra la proteína p24 gag de este virus, con reactividad cruzada para el anticuerpo anti-Sm, lo que podría explicar como es que agentes infecciosos pueden desarrollar enfermedades autoinmunes.

Otro posible mecanismo por el cual los antígenos infecciosos pueden producir autoinmunidad es a través de la vía de los superantígenos (Grupo de enterotoxinas y productos de varios microorganismos, que incluyen los mycoplasmas, la enterotoxina del Staphylococcus aureus y los antígenos derivados de la proteína M del Estreptococo) de origen microbiano, capaces de activar a los linfocitos T sin requerir células presentadoras de antígenos, ni moléculas de activación celular.

Las radiaciones ultravioleta de tipo B -UVB- (290 ? 320 nm de longitud de onda) han sido clásicamente implicadas en la provocación de lesiones cutáneas de LE en piel aparentemente normal de pacientes con LES, LECA y LECS. Existe mucha controversia sobre si las radiaciones UVA (320 ? 400 nm de longitud de onda) pueden también disparar lesiones cutáneas de LE.

Han sido sugeridos múltiples mecanismos patogénicos de las radiaciones UV en la producción de LE, a saber:

  • Daño al queratinocito, exponiendo antígenos intracelulares normales como los Ro (SS-A) a la superficie celular. La presencia de apoptosis inducida por la luz UV puede ser uno de los mecanismos responsables.
  • En individuos genéticamente susceptibles puede producirse una liberación exagerada de mediadores como son la prostaglandina E, el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleuquina 1 (IL -1), las proteasas, los radicales libres de oxígeno y la histamina, en respuesta al fotodaño causado por estas radiaciones.LECS o
  • Afección directa de células inmunoreguladoras, como los linfocitos T colaboradores (T helper) que usualmente ayudan a suprimir patrones anormales de inflamación, alterándose su función reguladora fisiológica.

Lupus Eritematoso inducido o exacerbado por drogas
Diversos fármacos son capaces de inducir un síndrome tipo lupus (lupus like), en la mayoría de los casos reversible, una vez reconocido y suspendido el medicamento incriminado. Entre las drogas descritas capaces de inducir un síndrome LE tenemos antihipertensivos, antiarrítmicos, antibacterianos, antimicóticos, antineoplásicos, por nombrar los grupos más comúnmente relacionados al llamado lupus secundario a drogas o medicamentoso
.
Las drogas capaces de inducir o exacerbar LE son en su mayoría metabolizadas por acetilación, ocurriendo este fenómeno con mayor frecuencia en pacientes genéticamente caracterizados por ser acetiladores lentos (disposición genética). La hidrazina y sus derivados, como la hidralazina, responsables de inducir LE en pacientes acetiladores lentos se encuentra presente en una gran variedad de compuestos usados en la agricultura y las industrias como intermediarios en la síntesis del plástico (anticorrosivos, gomas, insecticidas, herbicidas, preservativos, textiles, productos fotográficos y farmacéuticos). Las hidrazinas se presentan en forma natural en el humo del tabaco y como producto de algunos hongos como Penicillium sp.

Igualmente, las aminas aromáticas, y entre ellas la procainamida, han sido implicadas de LE en pacientes predispuestos genéticamente. Una gran cantidad de aminas aromáticas se encuentran presentes en la dieta como productos de reducción de los colorantes nitrogenados y las bacterias intestinales. Un claro ejemplo de los efectos adversos de estos colorantes lo tenemos en la tartrazina (amarillo Nº 5), colorante azoico presente en gran cantidad de alimentos y drogas, capaz de producir en algunos individuos asma, urticaria, angioedema, rinorrea, púrpura vasculítica alérgica, eosinofilia y hasta reacciones fototóxicas. Muchas aminas aromáticas se encuentran presentes en los tintes para el cabello (parafenilendiaminas). Otros estudios sugieren que el mecanismo en cuestión pudiese ser debido a un efecto tóxico medicamentoso capaz de producir anticuerpos antilinfocíticos o por otros métodos que alteren la función linfocitaria.

Cada vez son más los reportes que aparecen en la literatura asociando la aparición de LEC con la ingesta de diversos medicamentos de amplio uso, como la terbinafina. En la gran mayoría de los casos, estas asociaciones deben ser evaluadas epidemiológicamente en forma crítica, ya que son equivalentes al riesgo normal de desarrollar LEC de cualquier población, calculado en trabajos previos, en alrededor de 100 a 150 mujeres por 100.000 por año.



Continua: Clasificación

Introducción
Antecedentes
El Lupus Eritematoso Cutáneo como entidad clínica particular
Clasificación
Tratamiento: Breves consideraciones generales
Respueta inmunológica en el lupus cutáneo
Conclusiones
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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