Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
El puente entre el observar y el explicar. Subjetividad y objetividad en el pensar científico y su relevancia en las psicoterapias

La importancia de la elección de la teoría en la explicación de los hechos observables

Los ejemplos anteriores plantean como aún los datos de mediciones, aparentemente objetivas, son filtradas y procesadas por las mentes de los observadores de acuerdo a los propósitos, deseos y teorías de éstos. De igual manera, determinados hechos podrían en principio ser explicables por varias teorías o enfoques. En ocasiones, las teorías son complementarias y permiten completar la explicación de lo observado. En otros casos, las teorías pueden ser no complementarias, y hasta excluyentes y opuestas. Como es natural, la elección de la teoría para explicar las observaciones dependerá de la subjetividad del pensador, y de nuevo nos enfrentamos a posibles errores en el procedimiento científico.

Ilustraré esta situación con otra supuesta anécdota: Daniel se enfrentaba a un dilema amoroso, confundido en sus afectos por Ana y por Berta. La presión natural de sus dos novias hacía imperativo a que se definiese: ¿A cuál de las dos realmente amaba más? Ya llevaba meses de tormento con la pregunta y la situación con ambas se hacía intolerable. Comentó entonces su problema a un amigo quien había leído recientemente en una revista divulgativa algo sobre el psicoanálisis y la "verdad oculta" de los sentimientos inconscientes. El amigo ideó un experimento para determinar cual era el sentimiento inconsciente y "real" de Daniel.

Daniel debía tomar un tren hacia el Este, al pueblo de Antrep, para visitar a Ana, mientras que debía tomar otro en dirección opuesta, a Birch, para llegar a la casa de Berta. Por la estación pasaban trenes hacia Antrep y hacia Birch, con frecuencia de uno por hora en cada dirección. Era entonces fácil de suponer que si Daniel dejaba que "su inconsciente hablara" y se dirigía a la estación de forma libre cada vez que el deseo de visitar a alguna de las dos surgiera, y tomaba el primer tren que llegara, al cabo de algún tiempo era posible que pudiera encontrar algún indicio de cuál era su elección inconsciente.

Así lo hizo durante un mes y el resultado parecía claro. Había ido a la estación al azar por treinta días, y resultó que terminó visitando a Berta 20 veces, mientras que sólo llego a la casa de Ana en diez ocasiones. Su amigo le ayudó a interpretar el resultado: ¡estaba claro que inconscientemente quería a Berta el doble que a Ana! Reconfortado con la certeza que le dio la seguridad del amigo, sobre la base de la autoridad comprobada de la ciencia psicoanalítica, rompió con Ana -y recibió el impacto de todos los platos que ésta le tiró a la cabeza- y todavía con dolor tomó el tren a Birch. Confesó a Berta su certeza por el amor que le profesaba y pidió que le perdonara por sus incertidumbres pasadas. Berta pareció inicialmente complacida, pero tuvo la valentía de preguntar a Daniel que le hacía sentir tan seguro de su amor en el presente. Daniel le relató con ingenuidad y emoción su experimento y como había llegado a la conclusión de su amor doble por Berta en relación al que podía haber profesado a la rival. Berta escuchó, reflexionó en silencio por unos instantes, y súbitamente se incorporó airada, tomó otros cuantos platos y sacó a Daniel de la casa vociferando improperios y apuntando con los platos a la cabeza de Daniel...

La razón de la indignación de Berta es que utilizó otra teoría para explicar los hechos. Era versada en matemáticas y las empleó bien. Sabía que por la estación del pueblo de Daniel pasaba regularmente un tren cada veinte minutos después de la hora en punto hacia Antrep, y que los trenes hacia su casa en Birch pasaban con la misma frecuencia horaria, pero lo hacían a la hora en punto. Si alguien se dirigía al azar a la estación tendría una probabilidad doble de llegar en los cuarenta minutos que van de la hora y veinte a la siguiente hora en punto en que pasaría el tren a Birch, mientras que el tiempo, desde que acabara de salir el tren a Birch hasta que llegara el tren a Antrep, sería de sólo veinte minutos, la mitad del anterior. La matemática explicaba bien que Daniel, o cualquiera que hubiera ido al azar a la estación y tomara el primer tren, llegaría a Birch con el doble de la frecuencia que lo haría a Antrep. La explicación podía ser corroborada, y tenía además sólido poder predictivo (Fig.2).

Berta tenía razón matemática para explicar el hecho observado. Lo que al final, ni Berta ni Daniel podían explicar con sus teorías, era la naturaleza de los afectos de Daniel. ¿Habría validado Daniel el resultado de su experimento porque en el fondo le satisfacía? Quizás, Daniel había cometido un error en el diseño experimental de lo que deseaba explorar y demostrar, su objeto de observación no fueron entonces sus afectos sino sus viajes y dio un salto no validable por su teoría al suponer que sus viajes eran determinados única e independientemente por sus afectos.

Introducción
El método y el pensamiento científico en el psicoanálisis
E caso de las descargas neuronales
El caso de los rayos de Nancy
La importancia de la elección de la teoría en la explicación de los hechos observables
El poder fabuloso de la "convicción"
El observar, concluir y un experimento de niños
La naturaleza de las proposiciones psicoanalíticas
La necesidad de explicaciones empíricas en el campo de la clínica
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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