Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
El puente entre el observar y el explicar. Subjetividad y objetividad en el pensar científico y su relevancia en las psicoterapias

La naturaleza de las proposiciones psicoanalíticas

Las observaciones sistemáticas en el campo de la clínica psicoanalítica, o de la práctica de las psicoterapias, permiten el planteamiento de proposiciones diversas. Por ejemplo: Podemos observar que algunos pacientes tienen repetidamente oscilaciones importantes en sus estados de ánimo, sin una clara correlación con las situaciones externas, que a pesar de ello no pierden cierto sentido "común" y conexión con la realidad, que sin embargo tienden a describirse espontáneamente y presentarse de manera contradictoria y confusa, y que lo mismo sucede con sus descripciones de las otras personas significativas de su entorno, que ante situaciones de dificultades emocionales recurren a formas de solución frecuentemente observadas en infantes o adolescentes tempranos, y que finalmente, estas características de personalidad tienden a mantenerse estables a través de años. Si clínicamente observamos que la constelación de elementos descritos ocurre con frecuencia en bloque, podemos plantear la teoría clínica que establece que esta condición es un síndrome o una modalidad singular de organización de la personalidad. Esta formulación corresponde a un nivel de abstracción muy inmediato y el resultado queda inscrito en la dimensión de nosología o categoría.

Otro nivel de abstracción implica correlacionar variables separadas de observación en términos de relación causal, pero con frecuencia en psicoanálisis, estas correlaciones han sido aceptadas sin haber sido debidamente comprobadas. Consideremos el carácter obsesivo clásicamente descrito por Freud (1908, 1909). En el nivel categórico se ha podido comprobar la tendencia a la aparición de rasgos en la constelación típicamente descrita por Freud (un primer nivel de abstracción). Freud, sin embargo, fue más allá de este nivel al plantear que el carácter obsesivo resultaba de eventos traumáticos productores de fijaciones durante la fase anal - entrenamiento severo o muy temprano en el toilet, por ejemplo-, y de factores constitucionales que determinan una particular sensibilidad a la región y sensaciones anales. Ambas condiciones, sin embargo, no fueron estudiadas directamente por Freud y sólo pueden ser consideradas, por lo tanto, como hipótesis no demostradas. Contrasta con éste hecho, sin embargo, la aceptación general que estas hipótesis han tenido en el campo analítico1.

Un caso más grave de error en el procedimiento o pensar científico en el caso de nuestro campo psicoanalítico2, deriva de la creación expresa de teorías en base a supuestos no demostrados, no observables, poco probables y de imposible demostración o refutación. Corresponden estas explicaciones a genuinas creaciones de nuestra creatividad, desligada, no obstante, de las raíces del proceder científico y de la base empírica de sus proposiciones.

Ilustraré con un ejemplo en el cual la correlación entre un concepto y un hecho observado es construida a priori y ex profeso. El concepto por supuesto es hipotético y no observable. El hecho pertenece al mundo de lo observable. El concepto hipotético en este ejemplo podría ser la existencia de una energía, cuya orientación o finalidad es la de destruir. El monto de esta energía no probada se postula como constitucional3 . El hecho observable podría ser una enfermedad somática, por ejemplo un hepatoma - tumor de células hepáticas- en un paciente que padeció quizás de hepatitis crónica. La construcción teórica - errada en tanto a proceder científico- es la de explicar la presencia del tumor - observable- por la acción de la energía destructora - supuesta a priori y no demostrada-. La teoría de correspondencia se crea ex profeso: un monto elevado de energía destructiva sin adecuada canalización de drenaje, ocasiona el tumor. La teoría puede ser refinada, a fin de crear una explicación circular y universal: si el paciente era muy agresivo, su agresividad exagerada es la causante del daño a sí mismo; si no lo era, su posible bondad no brindó el adecuado drenaje a la agresión - normal en principio- y ésta se centró en su propio cuerpo. Puede no ser obvio que esta teoría además presupone la aceptación de otras, las cuales a su vez tampoco han sido sometidas a demostración. Por ejemplo, queda aceptado a priori que la energía supuesta y generada en el mundo de lo "mental", es capaz de interactuar con el mundo físico y material - en este caso reguladores celulares de síntesis de moléculas vinculadas con el control de la inhibición por contacto, reproducción celular, etc.-; que también esta supuesta energía es modificada, disipada o transformada por el mundo de las ideas. Esta interacción entre niveles distintos de lo real es típica del pensamiento mágico, según las mismas definiciones psicoanalíticas. Así se da forma a una teoría que pide a quien la utilice que simplemente la acepte. Tal como está planteada no tiene posibilidad de prueba o de demostración. Una y otra vez, observado el hecho - un tumor, por ejemplo - la teoría remite al mismo expediente explicativo y aquel que crea en la teoría encontrará una y otra vez supuestas evidencias que, aunque sólo aparentes, parecen dar fe de la supuesta correlación y causalidad.

En el entorno de la clínica es frecuente ver como algunos introducen igualmente conceptos y teorías ajenas al mundo empírico, que disfrazados como explicaciones científicas, parecen explicar la interacción terapéutica observable en las sesiones. En muchos casos, supuestos mecanismos son aceptados como hechos incontrovertibles, con aparentes demostraciones en base a las dimensiones de las semejanzas metafóricas, el "como si" tomado por realidad... Por ejemplo, un paciente angustiado y proclive al acting out puede relatar agitadamente en un segmento de su sesión cómo se siente, su angustia, el deseo de no pensar nada más y dispararse en una serie de acciones, etc. El terapeuta interviene y poco después, el paciente habla con mayor sosiego, se detiene y razona sobre algunos de los tópicos que poco antes relataba con celeridad y de manera confusa e irreflexiva. No he señalado deliberadamente ninguna de las características de la intervención del terapeuta. Tenemos como hecho observable, que después de la intervención, el paciente cambió de actitud. Puede el terapeuta recurrir a un expediente explicativo como cualquiera de los siguientes:

a) El paciente introyectó la función pensante y tranquilizadora del analista. El modelo de la introyección es asumido así de manera concreta, como hecho inequívoco y explicación suficiente. La función pensante y tranquilizadora del terapeuta, igualmente ha sido equiparada a una variable con propiedades concretas de negociación, intercambio y propiedad. Es introyectable, proyectable, asimilable, etc. La explicación disfraza el uso de un pensamiento circular: si existiera una función pensante y tranquilizadora, que pudiera ser tomada del analista y metida en el paciente y funcionase así en él, el paciente se tranquilizaría y pensaría; si observamos que el paciente se ha tranquilizado y comunica que piensa, entonces asumimos que la premisa condicional inicial quedó demostrada.

b) Durante la primera comunicación del paciente, éste externalizó elementos no tolerados y persecutorios de su inconsciente. El terapeuta contuvo estos elementos, los modificó y los devolvió entonces al paciente. Los elementos modificados permitieron al paciente pasar de un estado de angustia con incapacidad de pensar, a otro en el cual, más calmado y menos perseguido, pudo identificar las ideas y procesarlas de otra forma. Igualmente, disminuyeron las tendencias a la acción y a la descarga. Esta explicación utiliza abiertamente las metáforas. La angustia es explicada por la presencia de elementos angustiantes (contenidos, partículas, etc.) en áreas mentales determinadas. Estos elementos pueden ser cambiados literalmente de localización mediante acciones concretas predefinidas: externalizar, internalízar, proyectar, reprimir, compartamentalizar, etc. Externalizados, pueden ser tomados por otra persona, procesados, transformados en otros elementos de mayor o menor capacidad de generar angustia al paciente. El analista es en esta teoría, y quizás debido a su análisis y sanidad, un experto en procesar las transformaciones benignas y tranquilizadoras que requiere el paciente. Transformados los elementos iniciales en otros menos angustiantes, el analista los devuelve. El paciente los retoma en su interior y a partir de ese momento puede actuar de manera más lógica, madura y coherente. Las múltiples metáforas de esta secuencia explicativa pueden adquirir el carácter concreto de hechos y de explicaciones, cual sí hubieran sido demostrados.

c) La angustia y tensión desorganizadora es el resultado de la acción de una energía destructora y peligrosa que el paciente percibe en su interior y que no puede contener. El analista sí es capaz de enfrentar y contener ese monto energético de cualidad peligrosa. Depositada en el analista, el paciente recibe el sosiego de haberse desembarazado de su carga persecutoria y destructiva. Si el continente "analista" es adecuado, el paciente tampoco percibirá las tensiones de posibles culpas por haber puesto en peligro la integridad de su objeto y continente (el analista).


1 Múltiples autores han tratado de explorar la correlación entre la severidad y el momento del entrenamiento en el toilet (precoz o tardío) y la aparición de la constelación obsesiva. La revisión de la literatura no establece la confirmación de la hipótesis. (Huschka, 1942; Holway, 1949; Sears et al., 1965; Kline, 1969 y otros).
2 Es mi opinión que tales teorías han hecho mucho daño al estatus científico del psicoanálisis y de otras teorías centrales de las psicoterapias, y que debían ser cuidadosamente depuradas y excluidas del cuerpo teórico general al que aspiran pertenecer.
3 El ejemplo hace énfasis en que la energía no es la variable observable sino una causa postulada. La destrucción sin embargo puede ser un hecho observable.

Introducción
El método y el pensamiento científico en el psicoanálisis
E caso de las descargas neuronales
El caso de los rayos de Nancy
La importancia de la elección de la teoría en la explicación de los hechos observables
El poder fabuloso de la "convicción"
El observar, concluir y un experimento de niños
La naturaleza de las proposiciones psicoanalíticas
La necesidad de explicaciones empíricas en el campo de la clínica
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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