Infectología
Neutropenia Febril: una revisión del tema
Terapia antibiótica empírica
Las
bacterias conforman el 85-90% de los patógenos asociados con fiebre
en pacientes inmunosuprimidos.16 La administración empírica
de antibióticos es necesaria en pacientes neutropénicos febriles,
porque actualmente no existen pruebas diagnósticas disponibles lo suficientemente
rápidas, sensibles o específicas para identificar o excluir
la causa microbiana de la fiebre.2,17 En general, el manejo del
paciente neutropénico, se realiza a base de antibióticos contra
un conjunto de potenciales patógenos a los que el paciente resulta
vulnerable en el período de inmunosupresion. Cuando estos pacientes
desarrollan fiebre, un régimen antibacteriano de amplio espectro debe
ser iniciado rápidamente de forma intravenosa y a las dosis terapéuticas
máximas.2, 5, 15-18
Una amplia
variedad de bacterias gran-positivas y gram-negativas pueden ser responsables
de estas infecciones.16 Y a pesar de que los organismos gram-positivos
predominan en la mayoría de los centros como agentes causales de infección
en pacientes con cáncer1, la mayoría de estos microorganismos
no causan infecciones que comprometan inmediatamente la vida del paciente.14,
19
La principal
razón para una evaluación rápida y para el uso de antibioticoterapia
empírica en el paciente inmunocomprometido con infección bacteriana
es el riesgo de infecciones por bacterias gram-negativas, pues éstas
tienden a ser más virulentas.5, 6, 20 Recientes series muestran
que los microorganismos más frecuentes en pacientes con cáncer
incluyen organismos gram-positivos (Ej., estafilococos coagulasa negativa, enterococos,
Staphylococcus aureus).21 Sin embargo, variaciones geográficas
de la flora microbiana existen, con muchos centros reportando un incremento
en la incidencia de bacteremias por gram-negativos.10 Hoy, patógenos
como Stenotrophomonas maltophilia han emergido en algunos hospitales
oncológicos como la causa más frecuente de infección por
gram-negativos en pacientes neutropénicos1, con una alta mortalidad asociada
a ésta infección; sin dejar de lado que patógenos tradicionalmente
descritos en neutropenia febril como Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa
y Klebsiella pneumoniae, son también frecuentes en pacientes con
cáncer.21
El
tratamiento empírico de amplio espectro tradicionalmente puede necesitar
la combinación de dos o más antibióticos.2,18
Aunque existen aún controversias en relación al uso de terapia
combinada versus monoterapia en pacientes neutropénicos febriles.10
La terapia combinada continúa siendo una alternativa de primera línea
en el manejo de pacientes neutropénicos febriles.22 Diferentes
combinaciones de antibióticos usados en neutropenia febril incluyen aminoglucósidos
más ß-lactámicos antipseudomona 2, 15, 16, 18, 23,
24, o regímenes de ß-lactámicos dobles.2,15
Ninguna combinación particular ha demostrado ser claramente superior
a otra. El régimen a escoger depende de muchos factores entre los que
destacan, los patrones de sensibilidad institucional, la experiencia institucional
e individual, los parámetros clínicos y los costos.2, 5,
16, 17, 20 También, ciertas circunstancias como alergia a drogas
o disfunción de órganos (Ej.: renal, hepático), pueden
limitar el uso de algunos antibióticos.2
El desarrollo
de cefalosporinas de tercera generación y cuarta generación (Ceftazidima,
Cefepime o Cefpirome), así como los carbapenems (Imipenen/Cilastatina
o Meropenen), ofrecen alternativas efectivas como monoterapia en pacientes neutropénicos
febriles, con bajas tasas de mortalidad.2, 5, 15, 16, 22, 23, 25
Muchos de estos antibióticos usados como monoterapia proveen altos niveles
bactericidas, con mínima toxicidad, no requiriendo el monitoreo de niveles
séricos. Tienen un amplio rango de actividad, aunque con inadecuada cobertura
contra gram-positivos, particularmente las viejas cefalosporinas.15, 16,
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