Obstetricia
Nutricion de la embarazada, primer pilar de la nutricion para la vida
Introducción
Seguir patrones alimentarios saludables es
importante para las mujeres embarazadas y lactantes por diversas razones. Incrementar las calorías y la ingesta de
nutrientes es necesaria para apoyar el crecimiento y desarrollo del bebe y
mantener la salud de la madre. Tener acceso a un patrón dietético saludable
antes y durante el embarazo mejorara los resultados del embarazo. Además,
seguir un plan dietético saludable antes y durante embarazo así como durante la
lactancia tiene el potencial de influir en la salud de la madre y del niño en
etapas sucesivas de la vida. 
El embarazo y lactancia son etapas especiales
en la vida de una mujer y la nutrición juega un papel vital antes, durante y
después de estas etapas para mantener la salud de la madre y su hijo. Se le
debe dar especial consideracion al hecho de alcanzar y mantener el peso
saludable antes del embarazo, ganar el peso durante el embarazo de acuerdo a lo
recomendado, y regresar al peso saludable después del periodo postparto.
 Los eventos que ocurren en las primeras etapas
de la vida juegan un papel importante en el desarrollo de enfermedades
crónicas. Se reconoce que la dieta y el
estilo de vida durante el embarazo son determinantes cruciales para modular la
microbiota de la descendencia, a través de una transferencia vertical del
ambiente materno disbiótico. Además, la colonización intestinal se maximiza en
los dos primeros años de vida a través del tipo y el momento de alimentación
del recién nacido.

La evidencia de la teoría de los orígenes del
desarrollo de la salud y las enfermedades (en ingles, DOHaD) ha señalado los
mecanismos biológicos que respaldan la naturaleza intergeneracional de las
enfermedades no transmisibles (ENT), que son un problema de salud pública cada
vez mayor en muchos países. Además, la evidencia científica confirma que los
eventos que ocurren en las primeras etapas de la vida juegan un papel crítico
en el fomento del desarrollo de enfermedades crónicas (por ejemplo, sobrepeso y
obesidad, alergias, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, deterioro
neurocognitivo y cánceres), a lo largo de la vida; lo que indica la alta
relevancia del impacto del "entorno materno" en la vida del futuro
hijo. Esta ventana crucial va desde la concepción hasta los dos años de vida, y
se la conoce como 'los primeros mil días'.

El estado nutricional durante el embarazo es
uno de los determinantes cruciales para modular las características del
"entorno materno" en el que se origina y se desarrolla el feto. Por
lo tanto, una nutrición adecuada justo antes de la concepción, durante el
embarazo, la infancia y la primera infancia es esencial para asegurar el
crecimiento, la salud y el desarrollo de los niños en todo su potencial. Se han
confirmado vínculos epigenéticos en ratones entre la dieta prenatal y el
aumento de la incidencia de obesidad, diabetes tipo 2 y otras afecciones
metabólicas asociadas en su descendencia. Sin embargo, los mecanismos
específicos de regulación epigenética aún no están claros.
Recientemente, un número creciente de estudios
en animales y humanos han propuesto la hipótesis de que la microbiota
intestinal puede considerarse un mediador importante de interacciones
vitales microbioma-huésped en condiciones de salud o enfermedad. Además,
se ha demostrado que la microbiota transmite características de una generación
a la siguiente a través del contacto materno; de hecho, la observación reciente
de la presencia de microbios en la placenta, el meconio y el líquido amniótico
ha sugerido una interacción significativa entre los microbios ambientales y el
tracto gastrointestinal en desarrollo del feto incluso antes del parto. Por lo
tanto, la alteración de la composición de la microbiota, que conduce a una
mayor susceptibilidad a las enfermedades a largo plazo, puede comenzar temprano
en la vida. El examen del microbioma intestinal neonatal inmediatamente después
del parto reveló que variaba en virtud de la dieta gestacional materna, lo que
sugiere que es probable que la colonización del intestino del bebé ocurra antes
del parto. Durante los primeros meses después del nacimiento, se sabe que la
flora bacteriana en el intestino se ve afectada por muchos factores, incluido
el modo de administración de alimentos, el uso de antibióticos o probióticos,
la ubicación geográfica, el tipo y el momento de la alimentación.
El ensamblaje de las comunidades microbianas
dentro del tracto gastrointestinal en la vida temprana juega un papel critico
en el desarrollo de las vías inmune, endocrina, metabólica y otras del desarrollo
del huésped. Muchos insultos durante este periodo, como inseguridad alimentaria
o infecciones pueden alterar esta sucesión microbiana. Varios estudios
(Robertson, R. et al, 2a) han usado un modelo de desarrollo que demuestran el
papel de la sucesión temprana de la microbiota en el crecimiento y desarrollo y
proponen que un microbioma “malnutrido” es intergeneracional, por ende perpetúan
las fallas en el crecimiento inadecuado de generaciones futuras.
Además, se sabe que la exposición materna
durante el embarazo a varias sustancias químicas ambientales induce
perturbaciones en la composición del microbioma gastrointestinal. Entre estas
sustancias, se encuentran los disruptores endocrinos (EDC, en ingles), como los
ftalatos, el bisfenol y el hidroxipireno, que se pueden encontrar en
revestimientos textiles resistentes al agua y al aceite, utensilios de cocina
antiadherentes, revestimientos para recipientes de alimentos, abrillantadores
para suelos, espumas contra incendios y productos industriales. Los tensioactivos
son una clase de contaminantes obesogénicos sospechosos que persisten en el
medio ambiente y en los seres humanos. También se han detectado EDC en muestras
de sangre del cordón umbilical, lo que sugiere que la exposición comienza
prenatalmente y que las exposiciones a EDC en la vida temprana pueden perturbar
los sistemas neuroendocrinos involucrados en el crecimiento, el metabolismo
energético, el apetito, la adipogénesis y la homeostasis glucosa-insulina
promoviendo el desarrollo de la obesidad infantil. Después de este primer
período, la composición microbiana intestinal continúa evolucionando hasta la
edad de 2-3 años. Estos primeros años representan "una ventana de
oportunidad" para la modulación microbiana, influenciada por el período de
alimentación complementaria, la transición gradual de la alimentación infantil
a base de leche al destete y los alimentos sólidos, que suele ocurrir entre los
6 y los 24 meses.
Las deficiencias de micronutrientes son
comunes entre las mujeres en edad reproductiva en las zonas rurales de Asia
meridional, incluido Bangladesh. Se ha demostrado que la suplementación
prenatal de micronutrientes múltiples (MM), que generalmente comienza hacia el
final del primer trimestre, reduce el bajo peso al nacer en muchas culturas. En
el norte de Bangladesh, donde se lleva a cabo el estudio actual, se ha
demostrado que la suplementación con MM versus hierro y ácido fólico extiende
la edad gestacional, reduciendo así los riesgos de parto prematuro en un 15% y
bajo peso al nacer en un 12%, y reduce el riesgo de muerte fetal en 11 % (West
KP et al. JAMA 2014), y reduce el riesgo de deficiencias de micronutrientes
(Schulze KJ et al J Nutr 2019).
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