Enero-Marzo 2003 14
ISSN 1317-987X
 
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Personajes
 



Humberto Fernández Morán
Legado científico invaluable de Venezuela para Venezuela para el mundo

Espíritu de acero con sello alemán

Corría el año 1924, el Presidente del Estado era el General Santos Matute Gómez y en Maracaibo se vivía bajo la dictadura del General Juan Vicente Gómez, pero la ciudad estaba experimentando grandes cambios, era una época de gran actividad comercial y cultural, pues comenzaba la explotación petrolera. En el hospital Chiquinquirá, el día 19 de febrero nacía el hijo de Luis Fernández Morán y de Elena Villalobos, Humberto, quien contaría muchos años después como nació, en el hospitalito, "…cerca del Puente España y mi familia viene de un pueblo humilde llamado La Cañada".(1)

En 1929, por desavenencias con el gobierno de Gómez, la familia Fernández Morán se trasladaría a los Estados Unidos. En Nueva York, el niño Humberto haría sus estudios de primaria en la Wiitt Junior High School hasta el año 1936, cuando regresarían a Maracaibo, después del fallecimiento del General Juan Vicente Gómez en diciembre del año 1935.

Recuerdo haber escuchado a mi padre, Jesús García Nebot, un sinfín de veces, relatarnos una anécdota vivida el año 1936, en los tiempos cuando el hijo de Luis Fernández Morán, Humberto, estudiaba en el Colegio Alemán que para la época estaba situado en la Casa de Morales y era un niño de 12 años que todavía usaba pantalón corto. Mi padre nos explicaba en detalle, como le habían dado al muchacho los planos - en alemán - de una máquina que estaba paralizada en una cervecería de Maracaibo, para ver si él podía entenderlos, y nos contaba que al día siguiente, el muchachito había puesto a funcionar la maquinaria. Seguidamente, mi padre excitaba nuestra
imaginación infantil destacando las dotes de políglota del científico. "Quien habla dos idiomas, vale por dos personas", eso nos decía para informarnos de inmediato que el sabio zuliano hablaba más de catorce. Son estas vivencias de mi infancia y adolescencia, enseñanzas en casa, las que me dieron a conocer que existía un genio, que era zuliano y maracaibero y que era un personaje del mundo, en aquellos años cuando yo estudiaba primaria y bachillerato en Maracaibo y creo que todas estas cosas, de una u otra forma, contribuyeron a hacer de mi un fanático buscador de la verdad de todas las cosas.

El año 1937, Luis Fernández Morán enviaba a su hijo Humberto, de 13 años, a estudiar en Alemania, en un Liceo Monástico-Militar en un pueblecito llamado Saldfelds enclavado en las montañas de Turingia. Allí era difícil la adaptación, pero el joven relatará como su padre con quien mantenía una intensa correspondencia, le daba ánimos para soportar la soledad y la lejanía de su familia.

Con los años su espíritu se fue templando como el acero y era un decidido deportista, campeón de boxeo y tan estudioso, que ya el año 1939, decidió, a los 15 años, irse a la Universidad de Munich para estudiar Medicina. Ese mismo año comenzó la segunda guerra mundial y, para todos, la situación se tornó muy difícil en Alemania. Los estudiantes de Medicina tenían que adaptarse a las condiciones de un país en guerra; a la vez, el mundo no lo sabía, pero existía entre los investigadores en diversos países una carrera para desarrollar la energía atómica con fines no totalmente pacíficos.

En Berlín, Heisemberg dirigía el Instituto Kaiser Wilhelm e intentaba fisionar los átomos y, en los Estados Unidos, Enrico Fermi, premio Nóbel de Física del año 1938, había descubierto que bombardeando átomos de Uranio con neutrones libres se podía obtener Plutonio y se gestaba, en diversos laboratorios, el llamado "Proyecto Manhattan", que desembocaría en la creación de la bomba atómica.

El año 1944, en la Escuela de Medicina de la Universidad de Munich, a la edad de 20 años, a la espera de un ataque aéreo y de manos de un Rector "austero y enlutado", Humberto Fernández Morán recibía el título de doctor en Medicina Summa Cum Laude. Un año después, en 1945, finalizaba la guerra en Europa y el joven regresaba a su tierra, para el 4 de julio de ese mismo año revalidar su título de Médico Summa Cum Laude en la Universidad Central de Venezuela.

Se traslada a Maracaibo y trabaja en el hospital Psiquiátrico, donde hacía leucotomías e inyecciones en los lóbulos prefrontales por vía transorbitaria en 25 pacientes, estudio publicado en el Volumen 4 de la Revista Archivos de la Sociedad Venezolana de ORL, Oftalmología y Neurología en 1946. Al finalizar ese año, ya estaba decidido y se marcha a Washington en los Estados Unidos para estudiar Neurología y Neuropatología con el Profesor Walter Freeman.

A mediados de 1946, se acerca hasta la Universidad de Princeton, donde estaba Albert Einstein. Será el famoso científico quien le recomendará al joven venezolano de 22 años, que estudie en Suecia. Así, desde 1946, el joven Humberto estaría en el Instituto Karolinska trabajando con el Profesor Tobjorn Caspersson y en el hospital Serafirmerlasseratet con el Profesor Heberto Olivercrona. Allí pronto obtiene la Licenciatura en Biofísica y una Maestría en Biología Celular y Genética, para graduarse de PhD en Biofísica de la Universidad de Estocolmo en 1951, cuando ya era Profesor Asociado del Instituto Karolinska, y condecorado al año siguiente, 1952, con la Orden de "Caballero de la Estrella Polar" por el Rey Gustavo Adolfo de Suecia. Para esa época, le escribiría a su amigo, Matos Romero: "…continuaré desafiando el destino y buscando lo que me pertenece, que es mi patria."(1)

Honor y deber
Espíritu de acero con sello alemán
Visionario incomprendido
Brillante exilio
De vuelta a la patria
Recuerdos Imperecederos
Solitario misionero
Malquerida herencia
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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