Enero-Marzo 2003 14
ISSN 1317-987X
 
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Personajes
 



Humberto Fernández Morán
Legado científico invaluable de Venezuela para Venezuela para el mundo

Malquerida herencia

En 1989, en la oportunidad de estar dictando un Curso sobre Ultraestructura de Tumores en un Congreso Iberoameroamericano de Biología Celular en La Habana, me enteré a través de la doctora Haydée de Castejón de la enfermedad que aquejaba a nuestro sabio. Un accidente cerebrovascular en diciembre del año 1988 había revelado una malformación vascular en el cerebro medio y casi nadie sabía mucho sobre su salud. Sus compromisos en la Universidad de Chicago ya habían concluido y Humberto Fernández Morán había decidido regresar a Suecia con su mujer y sus hijas.

En 1992, a pesar de sus dolencias que progresivamente iban incapacitándolo para cumplir algunas funciones, volvería al país y en Mérida durante el Primer Congreso Atlántico de Microscopía Electrónica hablaría sobre sus inquietudes de toda la vida.

Cito sus palabras:

"…La Microscopía Electrónica ha sido y será siempre una disciplina fundamental de todos los ramos del saber humano en este planeta y en el espacio extraterrestre…" (1)

"He tenido la suerte de trabajar en varios continentes y de conocer a casi todos los protagonistas a lo largo de los cinco decenios transcurridos desde los comienzos de estas pesquisas... "(1)

"La obra inmortal de Cajal ha sido continuada por los descubrimientos del argentino Eduardo De Robertis, y por nuestra propia descripción de las fibras nerviosas submicroscópicas, de las vesículas sinápticas, las partículas elementales de las mitocondrias y de otros complejos macromoleculares."(1)

Dos años después, el 19 de julio de 1995, desde su casa en Suecia le escribiría una carta a Enrique Auvert, su condiscípulo del Colegio Alemán de Maracaibo.En ella le cuenta: "los inviernos aquí son muy largos, oscuros y fríos". Le comentará luego sobre sus dificultades para escribir a mano, cada vez mayores. En esta misiva de dos páginas escritas a máquina, el sabio nuevamente se muestra visionario sobre el futuro de la ciencia y de la humanidad.

Quisiera concluir, citando algunos párrafos de la carta del científico a su amigo de la infancia. Estos han sido tomados del libro del doctor Roberto Jiménez Maggiolo y no guardan la secuencia original, pero creo que pueden ayudarnos a cerrar esta sucesión de trágicas vivencias que he enumerado sobre la vida del gran venezolano que fue el doctor Humberto Fernández Morán.

"…Si sabiduría radica en conocer lo vasto de la ignorancia, entonces yo soy bastante sabio, pues soy ignorante experto…"(1)

"…Yo si me he equivocado y eso garrafalmente, pero al darme cuenta he reaccionado; y hasta el final de mis días trataré de rectificar, corrigiendo Entuertos…."(1)

"…Yo soy optimista, y aunque esta era semi-oscura e inclemente parece negar todo lo positivo del pasado, la especie humana seguirá evolucionando con la ayuda de Dios y pese a los cataclismos planetarios. Lejos de una visión apocalíptica - tan popular en nuestro siglo - creo que el futuro nos reserva desarrollos insospechados. El milenio que se avecina contará con grandes dolores, pero también con profundas alegrías, pues apenas experimentamos un principio en esta expansión cósmica."(1)

"…El haber pasado por este valle de lágrimas, no me ha dejado confuso y desamparado, pues intuyo límites incandescentes donde otros ven barreras…".(1)

Estas palabras plenas de optimismo en medio de tanta adversidad, expresadas al final de su vida por nuestro genial científico, quizás pueden servir para darle fin a esta sucesión de trágicas vivencias padecidas por un gran venezolano, un hombre de ciencia para toda la humanidad, el doctor Humberto Fernández Morán. El 17 de marzo de 1999, fallecería en Estocolmo.

Lo que ocurrió después de su muerte, con sus pertenencias, manuscritos, trabajos inéditos y hasta microscopios electrónicos legados por él a su querida patria Venezuela es también una tragedia. Su herencia fue rechazada sistemáticamente, porque nadie quería hacerse cargo de los costos del traslado, hasta que por fin pudieron llegar sus bienes a manos de la Universidad del Zulia. La verdadera historia es insólita. Estuvieron olvidados en unos "containers" en la Aduana de Maracaibo, expuestos al sol y la lluvia durante meses.

En la actualidad, en la Universidad del Zulia, se intenta recuperar parte de la malquerida herencia del sabio, deteriorada por la indiferencia de sus conciudadanos. Es algo ciertamente triste, pero, quisiera creer que sus palabras podrán, de alguna manera servir para mitigar el dolor de lo pasado y para que nunca más olvidemos las crueles realidades de nuestra historia. Ojalá podamos enfrentar, atreviéndonos a aceptar la realidad histórica de nuestro pasado cercano, los retos que el desarrollo científico y tecnológico del país nos depara hacia el futuro, el cual deberá estar, como lo veía nuestro brillante científico, lleno de esperanzas.



Continua: Bibliografía

Honor y deber
Espíritu de acero con sello alemán
Visionario incomprendido
Brillante exilio
De vuelta a la patria
Recuerdos Imperecederos
Solitario misionero
Malquerida herencia
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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