Julio-Septiembre 2014 59
ISSN 1317-987X
 
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Hematología
Papel de la hepcidina y la ferroportina en la regulación hormonal de la homeostasis del hierro. (Revisión)

Mecanismos de acción de la hepcidina como reguladora de la homeostasis de hierro

La identificación del mecanismo mediante el cual la hepcidina regula el metabolismo del hierro se atribuye a los trabajos de Nemeth y colaboradores (2004)(17) realizados en tejidos celulares. Estos trabajos señalaron que la hepcidina impedía la salida de hierro de la célula, debido a que esta hormona se unía al único exportador del hierro celular, la ferroportina (FPN-1). La ferroportina es un péptido complejo, que se une fuertemente a la membrana celular por medio de unos 9-12 dominios transmembrana y que funciona como un monómero o un dímero. Este péptido es esencial en eucariotes, para lograr el transporte de hierro entre células y tejidos. Se han aislado tres tipos diferentes de ferroportina, pero en mamíferos el único presente es el tipo FPN-1(18). Este transportador se localiza en la superficie basolateral de los enterocitos del duodeno, las células de Kupffer del hígado, y los macrófagos del bazo y la médula ósea, así como en el tejido placentario(12), y su función es exportar el hierro del interior de las células hacia la circulación. Con esto, la ferroportina permite que tanto el hierro proveniente de la dieta (enterocito) como el almacenado o reciclado dentro del organismo (hígado y macrófagos) esté disponible para las distintas funciones corporales que lo requieran. La inactivación del gen de la ferroportina impide la salida del hierro del interior de las células y conduce a una acumulación del hierro dentro de las células de Kupffer y de los macrófagos del bazo y a una deficiencia sistémica del mismo(19).

Hasta la fecha, no se conoce en detalle la forma en que FPN-1 transporta el hierro, pero se piensa que el sustrato es Fe+2, ya que funciona en conjunto con una ferroxidasa multicobre como la hefastina o la ceruloplasmina, que son enzimas capaces de reducir el ion férrico. La presencia de estas ferroxidasas es esencial en el funcionamiento de la FPN-1, ya que la carencia de esta actividad resulta en un acopio de hierro en el transportador, su acumulación en la membrana o su internalización y destrucción intracelular. La ferroportina, tal como ocurrió con la hepcidina se descubrió en el año 2000(18) y desde entonces se reconoce como el único receptor conocido para esta hormona reguladora del metabolismo del hierro(11,18).

La hepcidina se une a la ferroportina en uno de sus residuos de cisteína, que está ubicado en la posición C326 de su estructura primaria. Esta unión entre FPN-1 y la hepcidina, estimula la unión de la quinasa citoplasmática Janus-2 al complejo y la fosforilación de dos tirosinas adyacentes, presentes en el lazo intracelular de la molécula de FPN-1. El complejo [FPN-1-Hepcidina] ya fosforilado, estimula la formación de una vesícula por invaginación de la membrana celular que lo encapsula y que ingresa (internaliza) en la célula. En esta forma, llega al lumen de los cuerpos multivesiculares y eventualmente el complejo se ubiquitiniza y se degrada por la acción de enzimas lisosomales(18). Con esto, la hepcidina reduce la concentración de FPN-1 en la membrana celular y en consecuencia, la capacidad de la célula para exportar hierro. Por lo tanto, cambios en los niveles de hepcidina circulantes, contribuyen a mantener los niveles séricos de hierro dentro de los valores normales. Sin embargo, si la hepcidina aumenta o disminuye fuera de lo normal, se producen cambios patológicos en la homeostasis del hierro. Así, una hiperhepcidinemia, al ocasionar una excesiva degradación de FPN-1, disminuye la absorción de hierro en el duodeno, restringe su salida de los macrófagos, y reduce el hierro sérico. Con esto, baja la disponibilidad del hierro para la síntesis de hemoglobina, produciendose deficiencia de hierro y anemias. En contraste, una deficiencia de hepcidina aumenta la expresión de FPN-1 sobre la membrana celular, con lo que se produce un aumento en la absorción, así como en la salida del hierro de los macrófagos. De esta manera se excede la capacidad de la transferrina para transportar hierro, con aparición de hierro no unido a la transferrina que es captado por el hígado y otros tejidos, produciendo morbilidades por exceso de hierro, como las observadas en los pacientes con hemocromatosis (11). Actualmente, se investiga activamente la acción de agonistas y antagonistas de la hepcidina que potencialmente pudieran ayudar en el manejo de las anemias refractarias o en los diversos tipos de hemocromatosis (12,20,21).

El efecto de la hepcidina en la reducción de la expresión de FPN-1 en las células de Kupffer del hígado, y los macrófagos del bazo, es más notable que en la células de los enterocitos duodenales encargados de la absorción del hierro. Sin embargo, un incremento en los niveles circulantes de hepcidina, resulta en una disminución importante en la absorción del hierro (22). Esto se ha asociado con la observación que en los enterocitos, la hepcidina no sólo produce la degradación de FPN-1 sino que, además reduce la síntesis del principal importador del hierro dietario DMT1 (Transportador de metales divalentes) a través de un efecto del complejo Hpc-FPN-1 en la transcripción del gen de DMT1(18).

En conclusión, más allá de los mecanismos celulares que lo producen, un incremento de la hepcidina circulante por encima de lo normal, al aumentar exageradamente la degradación de la ferroportina y reducir su expresión en la membrana celular, disminuye la capacidad de movilización del hierro de sus depósitos hepáticos, así como la recirculación del hierro presente en los glóbulos rojos senescentes, incorporados en los macrófagos principalmente del bazo. Asimismo, por sus efectos sobre el epitelio intestinal, reduce la capacidad absortiva del hierro dietario. La consecuencia de esto es una acumulación del hierro celular que conlleva a una reducción del hierro circulante y de la capacidad eritropoyética, que eventualmente produciría anemia. En contraste, una reducción exagerada en la hepcidina circulante, causa una sobreexpresión de la ferroportina con lo que aumenta la absorción y recirculación del hierro, así como sus niveles circulantes y de depósito. Además se sobrepasa la capacidad de la transferrina con aparición de hierro no unido a la transferrina en la circulación y su acumulación en el hígado y otros tejidos. Todo esto eventualmente produce hemocromatosis y sus comorbilidades asociadas (12).

Por estas razones, la función de la hepcidina en el metabolismo del hierro se ha comparado con la función de la insulina en el metabolismo de la glucosa, que en exceso puede producir episodios de hipoglicemia y en déficit resulta en hiperglicemia y diabetes. En consecuencia, la producción de hepcidina debe ser cuidadosamente regulada de manera que permita mantener niveles adecuados de hierro para satisfacer las necesidades metabólicas de este metal y al mismo tiempo evite el exceso y sus efectos negativos (23).
Papel de la hepcidina y la ferroportina en la regulación hormonal de la homeostasis del hierro. (Revisión)
Introducción
Mecanismos de acción de la hepcidina como reguladora de la homeostasis de hierro
Condiciones que afectan la síntesis de la Hepcidina
Modificaciones postraduccionales de la molécula de hepcidina
Regulación de la síntesis de Hepcidina por la inflamación
Regulación de la síntesis de Hepcidina por hipoxia y su relación con la eritropoyesis
Integración de la regulación del metabolismo del hierro
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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