Microbiología
Endocarditis Infecciosa
Manifestaciones clínicas y paraclínicas
Los síntomas
y signos de la endocarditis infecciosa vienen determinados por cuatro mecanismos
principales, que comienzan a presentarse luego de aproximadamente 15 días
de producirse la infección:
- Infección valvular
(complicaciones intracardíacas).
- Embolismos sépticos
a cualquier órgano.
- Bacteriemia continua
(conlleva a metástasis infecciosas).
- Formación de Inmunocomplejos
circulantes.
Debido
a los mecanismos mencionados casi cualquier órgano puede ser afectado
y generar manifestaciones clínicas particulares, por lo cual se enuncian
inicialmente las manifestaciones generales y luego se comentarán las
específicas (103).
Fiebre
Hallazgo casi constante en los pacientes con endocarditis (> 95% casos) (104),
puede ser leve (< 39,4 oC) y de instalación gradual o elevada y de
presentación aguda, dependiendo de si se trata de microorganismos de
?escasa? (estreptococos del grupo viridans) o alta patogenicidad
(S. aureus). En los ancianos o pacientes inmunocomprometidos severos
puede haber ausencia de la hipertermia. Puede asociarse malestar general, hiporexia,
sudoración nocturna, pérdida de peso, sobre todo en casos subagudos.
Importante su asociación a malignidades y colagenopatías al tornarse
persistente (105). Si hay un síndrome febril prolongado, hay que considerar
la posibilidad de absceso esplénico (106,107).
Soplos cardíacos
Auscultables en más del 85% de los pacientes, especialmente en las formas
agudas con afección de la válvula aórtica (insuficiencia)
(104). Son de intensidad variable y pueden estar ausentes al inicio de la enfermedad,
o en la endocarditis derecha asociada a uso de drogas parenterales (afección
tricuspídea).
Esplenomegalia
Aparece en los casos subagudos que superan los 3 meses, hasta en 60% de los
pacientes. Es consecuencia de embolismos sépticos, por lo cual su incidencia
va en disminución con un adecuada terapéutica (106-109).
Manifestaciones
neurológicas
Se observan hasta en 40% de los pacientes, con mayor frecuencia en la endocarditis
izquierda causada por S. aureus bajo la forma de meningitis (110,111).
También se presentan embolias cerebrales (bajo la forma de accidentes
cerebrovasculares isquémicos), aneurismas micóticos (como accidentes
cerebrovasculares hemorrágicos al darse su ruptura) (112), abscesos y
hemorragias subaracnoideas, encefalopatía tóxica (111).
Hemorragias
en astilla
Presentes en hasta la tercera parte de los pacientes con endocarditis, como
líneas de color rojo oscuro localizadas en el área subungueal.
Pueden verse igualmente en traumatismos (113,114).
Manchas
de Roth
Son hemorragias retinianas ovaladas, de centro pálido, situadas en las
cercanías del nervio óptico. Se presentan en menos del 5% de los
pacientes, y se pueden asociar a otras condiciones patológicas como lupus
eritematoso sistémico, anemia y leucosis (115).
Nódulos
de Osler
Se presentan hasta en la cuarta parte de los pacientes con endocarditis infecciosa.
Son pequeños nódulos (2-15 mm) dolorosos, situados en los pulpejos
de los dedos y ocasionalmente en la eminencia tenar, son múltiples y
evanescentes (horas o días); se han asociado con afección endocárdica
izquierda e infección por S. aureus (116). También se
describen en el lupus eritematoso sistémico, anemias hemolíticas,
gonococcia y en endocarditis trombótica no bacteriana.
Lesiones
de Janeway
Son hemorragias maculares ligeramente elevadas, de localización palmoplantar,
no dolorosas, presentes en menos de un 5% de los pacientes con endocarditis
y que persisten por pocos días. Se asocian a infección por estafilococo
coagulasa positiva y se cree son de origen embólico (117).
Mioartralgias
y artritis
Reportadas por casi la mitad de los pacientes. La lumbalgia se observa en un
10% de los enfermos y es severa. Las artralgias proximales pueden deberse a
mono u oligoartritis (40% casos) y la afección distal es evidente en
la quinta parte de los pacientes (118).
Petequias
Presentes hasta en 40% de los casos, en conjuntivas, paladar, mucosa oral y
miembros superiores. Se cree son secundarias a embolismos, y adquieren un color
marronáceo a las 48-72 horas (119).
Uremia
Incidencia de 10% de los pacientes. Respuesta a embolización renal o
a depósito de Inmunocomplejos, por lo que puede encontrarse asociada
a hipocomplementemia y hemólisis. La progresión de la lesión
renal puede llevar a insuficiencia del órgano (120).
Insuficiencia cardíaca
Secundaria a varios factores, disfunción valvular importante, émbolos
intracardíacos, absceso miocárdico, pericarditis, entre otros.
Es una de las causas más importantes de mortalidad por endocarditis infecciosa
(121).
A nivel
de laboratorio, hasta el 90% de los enfermos presenta anemia normocítica-normocrómica
(excepto en la forma aguda), con alteraciones en la captación de hierro
(104). El recuento de glóbulos blancos es normal, presentándose
leucocitosis neutrofílica en la tercera parte de los casos de la forma
aguda (122), especialmente en pacientes pediátricos, e incluso leucopenia
asociada a disfunción esplénica (15% casos). Pueden evidenciarse
histiocitos en frotis de sangre periférica en una cuarta parte de los
pacientes, aunque son inespecíficos (1).
Se evidencia
proteinuria en las dos terceras partes de los enfermos, asociada o no a hematuria
microscópica y en menor grado a aumento del nivel sérico de creatinina
(123,124). La velocidad de sedimentación globular se encuentra elevada
en casi todos los pacientes (excepto si existe insuficiencia cardíaca)
(125).
El factor
reumatoide puede ser positivo en la mitad de los casos (especialmente si la
duración es mayor de 6 semanas) (105). Los anticuerpos contra el citoplasma
de los neutrófilos (ANCA por sus siglas en idioma inglés) pueden
estar elevados, principalmente en la forma subaguda (126) Es casi constante
la presencia de inmunocomplejos circulantes y la hipocomplementemia se observa
en hasta el 40% de los pacientes. Los resultados falsamente positivos de VDRL
son muy escasos. La determinación de crioglobulinas demuestra su casi
constante elevación, aunque pueden servir para monitorear la evolución,
más aún complementando estas determinaciones seriadas con las
de velocidad de sedimentación globular y de inmunocomplejos circulantes
(esta última es especialmente importante en endocarditis asociada a uso
de drogas endovenosas con cultivo negativo) (1). Además, la determinación
seriada de proteína C reactiva (elevada en casi todos los pacientes)
(125), conjugada a las anteriormente mencionadas, permite evaluar la evolución
y respuesta a la terapéutica.
Los agentes
bacterianos que se encuentran dentro de los leucocitos pueden evidenciarse en
la mitad de los pacientes si se realizan extendidos a partir de la capa leucocitaria.
El estándar de oro para el diagnóstico etiológico de la
endocarditis infecciosa es el hemocultivo (positividad superior al 95%) (127),
aconsejándose tomar 2 a 3 muestras distanciados por 30 a 60 minutos para
demostrar la naturaleza continua de la bacteriemia. Es importante destacar que
ciertos métodos como el de lisis-centrifugación, van a favorecer
la recuperación de patógenos intracelulares (S. aureus,
micobacterias, hongos), pero menoscaban el aislamiento de otros microorganismos
como los del grupo HACEK, Abiotrophia sp, Brucella sp., entre otros;
mejorando notablemente su recuperación empleando medios suplementados
con vitamina B6 y/o cisteína. Es aconsejable la observación hasta
por 4-6 semanas, con subcultivos y tinciones a ciegas, para mejorar la tasa
de positividad, más aún si el agente presuntamente implicado es
de crecimiento superior a los 3 a 5 días y en los casos de endocarditis
de curso subagudo (128). Los cultivos para microorganismos epicelulares como
Bartonella sp. se realizan en células endoteliales, pero la
detección de sus ácidos nucleicos en muestras tisulares junto
a la serología, ofrecen una buena aproximación diagnóstica
(43,44). Hay que hacer énfasis en el empleo del hemocultivo para monitorizar
la respuesta al tratamiento antimicrobiano, destacando que pueden seguir siendo
positivos luego de la fase de máxima supresión de la bacteriemia,
por lo cual su empleo periódico es aconsejable en ciertos pacientes que
se sospechen pueden presentar bacteriemias intermitentes (129,130). Merece especial
mención la muestra proveniente de pacientes que han recibido antimicrobianos,
pues ella puede producir falsos negativos, por lo cual es crucial conocer si
el paciente ha recibido algún tratamiento recientemente (56). Es imperativo
mencionar el óptimo funcionamiento del binomio médico clínico
- médico microbiólogo para una mejor evolución tanto diagnóstica,
terapéutica y pronostica en aras del beneficio del paciente, especialmente
en momentos cruciales como la toma de la muestra, el aporte de la información
necesaria, entre otros aspectos relevantes (56,131).
Los cultivos
y el estudio histológico del material embólico (obtenidos durante
embolectomías) van a permitir aumentar el diagnóstico de agentes
micóticos. Las determinaciones serológicas para especies de rickettsia,
bartonela, legionela y clamidia son de utilidad, y han sido empleadas en diagnóstico
de agentes tan frecuentes como S. aureus (132). Las técnicas
de biología molecular mejoran el diagnóstico etiológico
de endocarditis debida a Abiotrophia sp. y Bartonella sp.
entre otros agentes (22,43,44).
La ecocardiografía
transtorácica permite una buena localización anatómica
de las vegetaciones y una estimación de su tamaño (> 2-3 mm).
La ecocardiografía transesofágica detecta vegetaciones de 1-1,5
mm, siendo más sensible para detectar estos crecimientos (90%), incrementándose
en la detección de las mismas sobre prótesis valvulares y en abscesos
miocárdicos. Otras técnicas como la fonocardiografía y
la cinerradiografia permiten detectar alteraciones sobre válvulas protésicas
(133). Algunos autores plantean la posibilidad de emplear la ecocardiografía
transtorácica como primer filtro de detección masiva, y reservar
la ecocardiografía transesofágica par las complicaciones de la
endocarditis infecciosa (134).
Las imágenes computarizadas de tomografía helicoidal son útiles
en el diagnóstico de la endocarditis infecciosa, pero la tomografía
axial computarizada gana validez al combinarse con diferentes elementos que
aumentan la detección de las vegetaciones (galio, tecnecio, indio, entre
otros) (135). La utilización de inmunocintillografía de anticuerpos
monoclonales antigranulocitos marcados con tecnecio 99 (LeukoScan®), supera
a la ecocardiografía en el diagnóstico de endocarditis infecciosa
(136). |