Hilda Pérez Carvajal
Apasionada de la investigación
Vida Universitaria
Medicina o Biología eran las opciones entre las cuales se debatía la investigadora Hilda Pérez, antes de entrar a estudiar en la universidad. Bajos recursos económicos, amor por la ciencia y mayor libertad para ejercer fueron las razones que, cuenta la científica, la llevaron a decidir estudiar Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Muchos profesores universitarios dejaron huella en la científica Hilda Pérez. Luis Beltrán Aragú le enseñó las técnicas de laboratorio de Bacteriología y Microbiología. De Dina Sharon de Seild heredó la disciplina, lo crítica y la curiosidad; mientras que Mariano Zerpa le transmitió su carácter acucioso.
"Lo primero que uno veía al entrar a la Escuela de Biología era a Scorza con unas poncheras y cosas que siempre tenía para criar caracoles, estudiar la bilharzia, estudiar el trypanosoma. Ver a alguien ingeniándoselas, haciendo investigación dentro de una situación tan difícil, era un estímulo", resaltó la científica.
Otro de los maestros que recuerda la investigadora es Oswaldo Grillo, su tutor de grado en la licenciatura, quien le dio libertad para estudiar, pensar y analizar. Con él desarrolló un tema de microbiología relacionado con el estudio de un virus, llamado bacteriófago. La idea del proyecto era hacer un análisis fisicoquímico del virus, para ello era necesario hacerle estudio de cultivo, purificarlo ir guardando pequeñas cuotas de eso. El virus se replicaba en una bacteria que estaba en la facultad, por ello, parte de la cepa se guardaba en las cuñas de profundidad del laboratorio de microbiología.
A pesar de los restringidos recursos económicos con los que contaba la Facultad de Ciencias y después de haber perdido todo su trabajo por causa de un allanamiento que sufrió la UCV en esa época política tan turbulenta, donde casi todos los cultivos se perdieron, el proyecto recibió el primer Premio de Microbiología para Estudiantes.
Una preparaduría de Bioquímica fue el primer paso que dio en el mundo de la enseñanza. Trabajaba junto al, hoy, Dr. Oscar Valbuena y bajo la dirección de la profesora Dina Sharon de Seild. "Yo creo que esa experiencia fue muy buena para nosotros, porque ellos tenían un grado de exigencia que, probablemente, no había en otros grupos. Eso para mí fue excelente", acentuó la investigadora.
Además, confesó que la experiencia le permitió darse cuenta que la Bioquímica con la que estaba trabajando no era lo que a ella le gustaba, pues tenía mucho que ver con unas proteínas que se llaman aglutininas, las cuales tienen la propiedad de unir los glóbulos rojos extraídos de las plantas de caraota (Phaseolus vulgaris L.). "Ese trabajo me pareció poco dinámico. Soñaba con una bioquímica vinculada a la vida, al metabolismo, a la fisiología. Siempre traía mí relación antigua vinculada a los microorganismos. Aunque eso no se dio, pude aplicar los estudios de química a la caracterización fisicoquímica del fago, que es lo que hago como tesis de grado", resaltó la científica. |
