Hallazgos de la ecosonografía prostática endorectal en
los casos con crecimiento prostático benigno (1-3,5,6,8-11,15-17,20,22,24-27,29,30)
La
ecografía prostática endorectal, está considerado como el método clínico de
mayor utilidad para poder diagnosticar con seguridad la presencia de
crecimiento prostático benigno, prostatitis y cáncer prostático. La
determinación del volumen de la zona de transición y su relación con el volumen
global de la glándula prostática, no sólo será de gran utilidad clínica para el
urólogo que conduzca el caso, sino que será correlacionable con la
sintomatologia que presente el paciente y por ende con la puntuación del score
de síntomas utilizados (IPSS, AUAss), con los hallazgos urodinámicos que
diagnostiquen una obstrucción urinaria infravesical (Q. max baja y presión
máxima del detrusor alta en la uroflujometría con cistometría simultánea), así¬
como será correlacionable con la posibilidades de cuadros de retención aguda de
orina que puedan presentarse en el curso de la evolución clínica del paciente. Tendrá un rol
importante en la evaluación pre y post-tratamiento del tratamiento
farmacológico en el crecimiento prostático benigno, o en tratamientos
minimamente invasivos como la electrovaporización de próstata, las incisiones
prostáticas, la ablación prostática por laser, o la utilización de
termoterapia.
Las
caracteristicas ecográficas de la glandula prostática, en el crecimiento prostático
benigno, en el cancer prostático y en las prostatitis, son reflejo de su
composicion histológica. Así vemos
como en hombres jóvenes es imposible distinguir las zonas internas de las zonas
externas de la glándula prostatica, es decir tienen poca definición. Cada
incremento en volumen del crecimiento prostático, producirá un aumento en las
dimensiones anteroposteriores, que normalmente están por debajo de 2.5 cm y
ésto demarcará perfectamente, el territorio ecográfico de las dos zonas, es
decir que al verse de manera nítida la demarcación anatómica de la zona de
transición y de la zona periférica significará que ya hay un aumento del
volumen de la zona de transición y esto a su vez confirmará que ya estamos en
presencia de un crecimiento prostático benigno. Por
debajo de los 40 años la glándula prostática está conformada principalmente por
la zona periférica y de manera secundaria por la zona central, ambas como
sabemos conformando la próstata externa. Por lo cual podríamos inferir que la
próstata interna, que la conforman la zona de transición y las glandulas
periuretrales, se comenzará a desarrollar despues de la tercera década de la
vida de un hombre. En el
scan axial o transversal, la glándula prostática tiene una forma triangular y
en el plano sagital o longitudinal podemos notar la uretra prostática de
diámetro relativamente ancho y sin ningún tipo de dirección curvilinea, sino
más bien rectilinea y quizás solo levemente curvilinea en el segmento distal de
la uretra prostática (ápice), llegando al verumontanum. En la
medida que la próstata aumenta de volumen en la zona de transición (adenomatosa
por excelencia), la forma pasará de elipsoidal, con diametro transversal mayor
que el diámetro anteroposterior, a forma redondeada, donde el diámetro
anteroposterior será mayor que el diametro transversal. En la medida que la
glándula prostática aumenta de volumen, es lógico pensar, que la uretra
prostática será insuficiente para albergar los adenomas y en consecuencia habrá
un crecimiento hacia el interior de la vejiga a través del cuello vesical,
(crecimiento intravesical, bien sea por un gran lobulo medio, o por los lobulos
laterales de Lowsley que ya no pueden ser contenidos en el compartimiento
uretral prostático). El
ecopatrón observado en la evolución del crecimiento prostático benigno dependerá
del volumen alcanzado, por lo cual tendremos que en los inicios del crecimiento
(prostatas por arriba de 20 gramos), ésta tendrá la zona de transición
parauretral con caracteristicos hipoecoicas. Posteriormente el ecopatrón será
mixto, con zonas hipoecoicas alternando con zonas hiperecoicas o ecogénicas. En
ésta etapa pueden verse calcificaciones finas, moderadas o gruesas, sobre todo
en la zona limítrofe entre la zona de transición y la zona periférica. Con el
aumento progresivo del volumen, veremos la presencia de nodulos inicialmente
isoecoicos, que posteriormente se hacen ecogenicos o hiperecoicos debido a su
confluencia. Este es el patrón nodular de crecimiento adenomatoso de la zona de
transición, pero podríamos tener tambien un patrón de crecimiento
quistico-nodular, por lo cual veríamos zonas francamente hipoecoicas
(quisticas) alternadas con zonas ecogenicas o hiperecoicas y lo que vemos
frecuentemente es que el crecimiento adenomatoso es usualmente asimétrico entre
el lóbulo derecho y el lobulo izquierdo de Lowsley. Las
zonas quísticas se producen por obstrucción de los conductos prostáticos debido
al aumento del componente estromal (musculatura lisa). La zona periférica se
comprimirá con el crecimiento de la zona de transición y se volverá más
ecogénica de lo normal. En lo
referente a la zona de transición, ésta puede tener varias formas de
presentación. Pueden existir adenomas pequeños ecogénicos, con ecogenicidad
mixta por tejidos heterogeneos y con degeneración quistica. Existen próstatas
que parecen normales, pero que tienen un lóbulo medio que se evidencia mucho
mejor en las vistas sagitales o longitudinales. La zona de transición es
hipoecoica, en comparación con la zona periférica, la cual es isoecoica. La
capsula quirúrgica es aquella zona que divide el crecimiento adenomatoso es
decir el borde posterior de la zona de transición, de la zona periférica, es
decir es la frontera entre la zona externa y la zona interna de la glándula.
Vemos también con frecuencia la presencia de multiples nódulos dentro de la
zona adenomatosa, con abultamientos capsulares pero sin comprometer la
integridad de la misma. Estos nódulos de manera característica tendrán un halo
hipoecoico, denotando su naturaleza benigna, no así los nódulos de posible
etiología maligna, donde se confunden sus límites con el tejido circundante. En pacientes
con crecimiento prostático benigno podremos ver calculos intraglandulares que
usualmente estarán ubicados hacia la parte posterior de la zona de transición,
muy cercanos a la zona periférica y tambien podrán verse los cuerpos amiláceos,
ambos con la misma etiología. Los calculos intraglandulares son debidos al
estasis del fluido prostático en los conductos glandulares que están
comprimidos por el adenoma que se expande, lo cual favorecerá la formación de
las concreciones (cálculos) y de los cuerpos amilaceos. Por todo
lo antes mencionado se comprende la gran importancia que ha adquirido la
ecosonografía prostática endorectal en los pacientes con crecimiento prostático
benigno, no sólo por los aportes que nos dá desde el punto de vista de detalles
anatómicos de gran importancia para planificar un esquema de tratamiento, sino
tambien para descartar enfermedades inflamatorias, que tambien alteran los
esquemas terapeuticos, asi como descartar la presencia de posibles focos de
cáncer prostático con lo cual estaríamos haciendo despistaje de cáncer de
próstata en etapas precoces.
Ecosonografía prostática endorectal en cáncer prostático. (1-6),(8-11),(16-23),(26),(29),(31)
Se ha
convertido en una de las pruebas más importantes, dentro de la evaluación
clínica de los pacientes sometidos a programas de despistaje del cáncer
próstatico, no sólo por sus aportes imageneológicos sino por su trascendencia
en la toma de biopsias prostáticas dirigidas, las cuales sin duda alguna han
incentivado la cirugía prostática radical al tener diagnosticos
histopatologicos positivos para cáncer, usualmente en etapas precoces de su
evolución clínica (estadio T1-T2). Siempre se
deberá puntualizar, que no deberá utilizarse como prueba única para el
despistaje del cáncer prostático y que no sustituye al tacto prostático y que
más bien, deberá integrarse a la determinación sérica del antígeno prostático
específico-PSA y al tacto prostático, cuando éstos den resultados anormales, ya
que es la unión de los tres, la que nos dará una especificidad y una
sensibilidad diagnostica elevada. En 1992
Siders-Lee(32) publicaron un trabajo de investigación donde
realizaron ecosonografía prostática endorectal en aquellos casos donde había
cáncer persistente o recurrente y que habían recibido Radioterapia. En éstos casos el patólogo tenía grandes
problemas para poder aplicar los criterios histológicos diagnósticos y ésto
debido a los cambios inducidos por la radiación sobre el tejido glandular
prostático que podría confundirse facilmente con un cáncer prostático
irradiado.